A medida que se acercan las elecciones, la escena política chilena se calienta con disputas políticas que parecen más enfocadas en personalidades que en problemas reales. Los exministros de Piñera, Karla Rubilar, Jaime Bellolio y Mario Desbordes -convertidos en verdaderos “rostros” de la tele- desafían la institucionalidad en una campaña que no ha comenzado todavía y se enfrascan en infamantes disputas con sus adversarios, asegurando un supuesto triunfo para octubre -que a todas luces no tienen asegurado-. Fútiles reyertas que no incidirán en los comicios.
Estas luchas políticas parecen ser una distracción de los problemas reales que enfrentan los ciudadanos chilenos. Como periodista, me pregunto: ¿Dónde están las discusiones sobre la economía, la salud, la educación, la energía y otros problemas críticos? En su lugar, todo lo que vemos son personalidades políticas peleando entre sí, con poco enfoque en las necesidades reales de los ciudadanos.
La alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, está en una batalla por el liderazgo de la derecha con el Republicano José Antonio Kast, y ambos parecen más interesados en vencer al otro que en presentar soluciones a los problemas de los ciudadanos. El tercer contendiente, el “sheriff” de La Florida, Rodolfo Carter, tampoco parece estar ofreciendo soluciones concretas.
Los canales de televisión parecen estar jugando un papel en este teatro político, dando a los exministros de Piñera una plataforma para presentar sus puntos de vista, mientras que los rostros nuevos y los ediles que repostulan con suficientes merecimientos reconocidos por vecinas y vecinos, pero desconocidos por los medios de comunicación, parecen ser ignorados. Los medios parecen más interesados en la controversia que en la información.
Esto es especialmente evidente en el trato de los medios hacia el ex asesor de la subsecretaría de Interior, Juan Andrés Lagos. Lagos, que es un militante comunista, ha sido motejado inexplicablemente de dirigente “histórico” por los medios, a pesar de que su única «imputación» es ser militante comunista.
Por el contrario, figuras como el exministro de Economía y exdiputado comunista, José Cademartori, y el dirigente Alejandro del Río, ambos recientemente fallecidos, parecen haber sido ignorados por los medios, a pesar de sus significativas contribuciones a la política chilena.
Mientras tanto, Chile Vamos se enfrenta a la disyuntiva de sacrificar nombres de postulantes a gobernaciones regionales y de actuales autoridades para dar paso a republicanos, socialcristianos y “demócratas” en un intento de unidad de la derecha hasta la ultraderecha, al estilo de la reciente victoria neofascista en la Unión Europea.
Por el contrario en la izquierda, la coherencia y consecuencia de posturas la demuestra -por ejemplo-la presidenta de la Cámara de Diputadas y Diputados, Karol Cariola demandando una solución al alza de las tarifas de energía eléctrica a través de mayores subvenciones o (como dijo el presidente del PC, Lautaro Carmona) hasta “que se pueda tomar la leche fría”. Una real preocupación por la gente lejana a reyertas inútiles.
En resumen, la política en Chile parece estar más centrada en las personalidades y las luchas de poder que en los problemas reales que enfrentan los ciudadanos. A medida que nos acercamos a las elecciones, los votantes deben recordar que los verdaderos problemas de Chile no se resolverán con peleas y disputas, sino con soluciones concretas y efectivas a los problemas que enfrentamos.