El reciente Informe sobre la situación mundial del alcohol y la salud y el tratamiento de los trastornos por consumo de sustancias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha arrojado luz sobre un problema de salud pública global. El informe señala que en 2019, hubo dos millones de muertes de hombres atribuibles al consumo de alcohol y 0,4 millones de defunciones por el consumo de sustancias psicoactivas.
El informe se basa en datos obtenidos en 2019, proporcionando una visión detallada y actualizada de las repercusiones del consumo de bebidas alcohólicas y drogas en la salud pública. Según el informe, 400 millones de personas padecían trastornos por consumo de alcohol y drogas, y de ellos, 209 millones eran dependientes del alcohol.
Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, subrayó la gravedad de la situación, describiéndola como una “tragedia para las familias y las sociedades”. Además, señaló que el consumo de sustancias aumenta el riesgo de padecer enfermedades crónicas, trastornos mentales y aumenta la probabilidad de accidentes, traumatismos y actos de violencia.
El informe también destaca la urgencia de implementar medidas globales que ayuden a alcanzar la meta 3.5 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030. Esta meta se centra en la reducción del consumo de alcohol y drogas, así como en la mejora del acceso a tratamientos de calidad para los trastornos por consumo de sustancias.
Las estadísticas muestran que, a pesar de algunos avances, la cifra total de defunciones por consumo de bebidas alcohólicas sigue siendo muy alta, con 2,6 millones de muertes en 2019. Las tasas de mortalidad por litro de alcohol consumido son más altas en los países de ingresos bajos y más bajas en los países de ingresos altos.
Del total de muertes atribuibles al alcohol, cerca de 1,6 millones se produjeron a causa de enfermedades no transmisibles, entre ellos 474.000 por enfermedades cardiovasculares y 401.000 por cáncer. Además, se registraron cerca de 724.000 muertes por traumatismos, como accidentes de tráfico, actos autolesivos y violencia interpersonal, y 284.000 muertes relacionadas con enfermedades transmisibles.
El informe subraya que la proporción más alta de muertes atribuibles al alcohol, un 13%, se dio en la franja de edad de 20 a 39 años. A nivel global, el consumo total de alcohol se redujo ligeramente entre 2010 y 2019, de 5,7 a 5,5 litros por cabeza. Sin embargo, el consumo intensivo de alcohol, definido como el consumo de un mínimo de 60 gramos de alcohol puro en una o más ocasiones durante el mes precedente, era muy prevalente entre los hombres.
A pesar de que existen tratamientos eficaces para los trastornos por consumo de sustancias, la cobertura terapéutica sigue siendo extremadamente baja. La mayoría de los países no tenían un presupuesto específico ni datos sobre el gasto público destinado a tratar estos trastornos.
Finalmente, el informe propone medidas para avanzar hacia la reducción de la carga sociosanitaria atribuible al consumo de sustancias. Estas incluyen aumentar la sensibilidad a través de una campaña global, reforzar la capacidad de los sistemas de salud y asistencia social, expandir la formación de profesionales de la salud, y comprometerse a aplicar el Plan de Acción Mundial sobre el Alcohol (2022-2030). También se propone mejorar los sistemas de seguimiento y los mecanismos de financiación para reforzar la capacidad de los sistemas sociosanitarios.