El presidente boliviano Luis Arce, de 60 años, parece relajado y despreocupado a pesar del reciente intento de golpe de estado en su contra. Sorprendentemente, sólo tres días después de los violentos acontecimientos, Arce recibió a EL PAÍS en su oficina en el piso 23 de la Casa Grande del Pueblo, un emblemático edificio de estilo brutalista inaugurado durante el tercer mandato de Evo Morales (2006-2019).
Arce, discípulo político de Morales y líder del Movimiento al Socialismo (MAS), asegura que ya tiene algunas cosas claras sobre el intento de golpe de Estado. Según él, el jefe del Ejército, Juan José Zúñiga, intentó irrumpir con tanquetas en el Palacio Quemado, sede del Gobierno. Arce asegura que detrás de este intento de derrocamiento había «intereses extranjeros» que buscan apropiarse de las reservas naturales de Bolivia.
Arce sostiene que Bolivia, la principal reserva mundial de litio y poseedora de tierras raras muy codiciadas, ha atraído la atención de intereses extranjeros y nacionales. Sin embargo, afirma que no existe un motivo económico o social para un golpe de Estado en el país. Arce también ve la influencia de esos intereses extranjeros en el general Zúñiga y cree que son los verdaderos operadores detrás del intento de golpe.
En cuanto a los problemas económicos del país, como la falta de dólares o el déficit fiscal, Arce se muestra consciente de los desafíos y defiende su enfoque para resolverlos. Reconoce que durante el Gobierno de Morales no se realizó la inversión necesaria en la exploración de gas, lo que ha llevado a un déficit en la producción de gas para la exportación y el mercado interno.
Arce está trabajando para revertir esta situación y ha puesto en marcha 43 proyectos de exploración desde que asumió el cargo, en comparación con los seis que se realizaron durante el mandato de Morales. Además, está impulsando la industrialización de Bolivia y la producción local de bienes que antes se importaban, como jabones.
Además de los problemas económicos, Arce también habla de la política interna de Bolivia y el papel de su mentor, Evo Morales. Acusa a Morales de estar «dispuesto a todo» para ser candidato a la presidencia en 2025, incluso alentar conflictos y amenazas de bloqueos. Según Arce, Morales busca crear caos en el país para que los cocaleros del Trópico (Cochabamba) exijan su candidatura.
Arce también critica a Morales por poner en duda el reciente golpe fallido para promover sus propias aspiraciones políticas. Aunque Morales está actualmente inhabilitado por la justicia para ser candidato, Arce teme que intente revertir esta situación y postularse para la presidencia en 2024.
En cuanto al futuro de Bolivia tras el intento de golpe fallido, Arce dice que es necesario estar alerta. Asegura que ha tomado medidas para asegurar el control de todas las instituciones y mantener una estrecha coordinación con las Fuerzas Armadas para proteger la estabilidad del país.