Francia se encuentra en un punto de inflexión histórico a medida que la extrema derecha del Reagrupamiento Nacional, liderada por Marine Le Pen, se posiciona como la principal fuerza política del país. Según los primeros sondeos publicados tras el cierre de los colegios en la primera vuelta de las elecciones legislativas, el partido de Le Pen ha obtenido un impresionante 34.2% de los votos, duplicando casi su rendimiento en las elecciones legislativas de 2022.
El bloque de la izquierda, que reúne a socialistas, ecologistas, comunistas y La Francia Insumisa, ha resistido bien a pesar de las divisiones internas, consiguiendo un 29.1% de los votos. Por otro lado, la base de apoyo del presidente Emmanuel Macron se ha debilitado, con su bloque presidencial centrista y proeuropeo obteniendo solo un 21.5%, relegándolo a la tercera posición política en el país.
Estos resultados ponen a Le Pen en una posición favorable, pero todavía no tiene la mayoría absoluta que necesita para formar un gobierno. Según las proyecciones del Instituto Ifop, el Reagrupamiento Nacional podría tener entre 240 y 270 escaños, que es menos de los 289 necesarios para la mayoría absoluta. Sin embargo, la posibilidad de que Le Pen logre una mayoría absoluta en la segunda ronda electoral del próximo domingo podría cambiar radicalmente el panorama político francés.
En un comunicado, Emmanuel Macron ha pedido una «amplia unión democrática y republicana» para hacer frente a RN. A pesar del debilitamiento de su base de apoyo, Macron ha destacado la alta participación en estas elecciones, que ha alcanzado casi un 70%, una cifra que no se veía desde los años 80.
Los resultados de estas elecciones también han tenido un impacto significativo en otros partidos políticos. Los Republicanos, el partido de la derecha tradicional, han obtenido sólo un 10% de respaldo en las urnas. Sin embargo, su presidente, Eric Ciotti, decidió unirse a Le Pen en esta batalla, una decisión que ha sido vista como una línea roja para el partido.
Estas elecciones marcan un cambio significativo en la política francesa. En las elecciones legislativas de 2022, la coalición presidencial obtuvo un 25.7% de apoyos en la primera votación, la coalición de izquierda de Jean-Luc Mélenchon tuvo un 25.66% y, en tercer lugar, Le Pen logró el 18.68% de apoyos. Sin embargo, estos resultados muestran un país dividido en tres bloques opuestos y sin una mayoría muy clara.
La posibilidad de una cohabitación, donde Macron, un centrista y europeísta, presida el país y Le Pen, una euroescéptica, lo gobierne, está más presente que nunca. Para que esto ocurra, Le Pen tendría que alcanzar la mayoría absoluta. En tal caso, Macron tendría que formar un nuevo Gobierno que refleje el nuevo equilibrio de fuerzas parlamentarias.
También existe la posibilidad de una parálisis si ninguno de los bloques logra una mayoría clara. Un Gobierno en estas circunstancias estaría atado de pies y manos. Dada la intensa rivalidad entre los bloques políticos, es difícil visualizar alianzas o posibles pactos.
En estas elecciones se eligen 577 diputados, uno por circunscripción. Se habían presentado 4009 candidatos. Nunca el partido de extrema derecha ha tenido tanta presencia en el Parlamento y nunca ha estado tan cerca del poder. La izquierda, a pesar de las tensiones internas, sobre todo por la omnipresencia del polémico Mélenchon, ha logrado recomponerse.
El futuro de Francia se decidirá en la segunda vuelta de las elecciones legislativas la próxima semana. Los candidatos que han obtenido el 12.5% del apoyo de los votantes censados avanzarán a la segunda ronda. Cuando hay alta participación, como es el caso, pasan tres candidatos porque es más fácil alcanzar ese 12.5%. Este factor puede dispersar el voto, por lo que algunos, como la izquierda, han dado la consigna de retirar a sus candidatos que están en tercera posición para concentrar el voto contra la extrema derecha.
El triunfo de Le Pen en las elecciones europeas fue lo que llevó a Macron a adelantar las elecciones legislativas, que originalmente deberían haberse celebrado en 2027. Los comicios evidenciaron un aumento de la extrema derecha en toda Europa, y Francia parece estar siguiendo esta tendencia.
La segunda vuelta será determinante para el futuro del país. Con un país tan dividido políticamente, el resultado de estas elecciones podría tener un impacto significativo en la dirección futura de la política francesa.