Francia vota con ansiedad y expectación en elecciones transformadoras para el país | Internacional

EL PAÍS

Francia se encuentra actualmente en un estado de inquietud y desconcertación debido a la posibilidad de que la extrema derecha llegue al poder. Los franceses están viviendo con un cóctel de sentimientos como la ansiedad, resignación y curiosidad ante lo que podría significar un salto a lo desconocido.

El Reagrupamiento Nacional dirigido por Marine Le Pen se presenta como el favorito en las elecciones legislativas que se celebran este domingo y el próximo. En Francia, autodenominada como la patria de los derechos humanos y la Ilustración, las viejas certezas se tambalean y nadie está seguro de lo que vendrá.

La fractura social que ha estado madurando durante un tiempo, marcada por el malestar y el pesimismo, la división entre los de arriba y los de abajo, la ciudad y el campo, y unos gobernantes que parecen haber perdido la capacidad de captar las corrientes de fondo de la sociedad, parece estar a punto de hacerse evidente.

En la Francia vacía del Macizo Central, lejos de todo pero aún así electrizada por las elecciones, como el resto del país, un jubilado comentaba esta semana que ya no reconocía a Francia. Mientras tanto, en Châteaudun, un municipio cuyo voto suele reflejar el del resto del país, un antiguo jugador de rugby apuntaba que veía a Francia perturbada, sin puntos de referencia.

En un viaje de cinco días por Francia, El País ha recorrido ciudades y valles, pueblos y ciudades, y ha recogido testimonios de franceses de izquierdas y derechas, y de otros reticentes a mostrar sus preferencias. La inquietud parece ser el sentimiento dominante.

Para algunos, la inquietud se debe a la posibilidad de que la extrema derecha consiga una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, o lo suficientemente sólida como para formar Gobierno y nombrar a un primer ministro. Para otros, la inquietud viene de los posibles disturbios en los extrarradios empobrecidos donde viven los hijos y nietos de la inmigración, y por la respuesta policial. Palabras como “guerra civil”, mencionada por el presidente Emmanuel Macron, ya no son tabú.

A pesar de la inquietud, los entrevistados también coinciden en su confianza en la democracia y el Estado de derecho. Una activista política de izquierdas en Lyon afirmaba que las instituciones en Francia son lo suficientemente sólidas como para no tener miedo.

El escritor conservador Sylvain Tesson afirmó que “Francia es un paraíso poblado por gente que cree vivir en el infierno”. Esta impresión parece estar apoyada por los testimonios recogidos en el viaje por la Francia alejada de París.

En Colombey-les-Deux-Églises, el pueblo donde se retiró Charles de Gaulle y donde está enterrado, hay inquietud ante la posibilidad de que el país se rompa. El Frente Nacional, antecesor del Reagrupamiento Nacional, fue fundado por el padre de Marine Le Pen y un puñado de excolaboracionistas y veteranos de la guerra de Argelia que tenían en común el odio a De Gaulle.

En la ciudad de Lyon, los extrarradios multiculturales son los lugares donde la inquietud se nota más. El sacerdote Christian Delorme, veterano de las luchas por los derechos de los hijos e hijas de la inmigración, advierte del riesgo de caos si el Reagrupamiento Nacional consigue la mayoría.

En los pequeños pueblos rurales como Laprugne y Champoly, se siente un sentimiento de abandono y también la idea de que en Francia no se ayuda a quienes trabajan y se ayuda demasiado a quienes no trabajan.

En Naillat, Pierre Michon, uno de los más grandes escritores franceses vivos, reflexiona sobre la posible victoria del RN y cómo esto podría afectar a la sociedad francesa, mientras que en Châteaudun, un espejo electoral de Francia, las opiniones sobre el RN varían, reflejando el cambio en las actitudes hacia este partido.

Este estado de inquietud, incertidumbre y cambio es el que se respira en Francia en estos días, a las puertas de un cambio cuyo alcance y dirección nadie sabe con certeza.

Deja una respuesta