«La democracia es frágil, no solo en Francia», afirma François Hollande, ex presidente y actual candidato de la izquierda | Internacional

EL PAÍS

El ex presidente francés François Hollande ha hecho un sorprendente regreso a la política, y no hay lugar donde se sienta más en casa que en su feudo político de toda la vida: Tulle, un tranquilo departamento rural en Corrèze. Aquí, su popularidad nunca ha disminuido a pesar de sus siete años lejos del poder y más de una década lejos de las campañas electorales. Con su fama intacta, Hollande se mueve entre la multitud, firmando autógrafos y recordando rostros y nombres con la facilidad de los políticos de antaño.

Hollande está en la contienda electoral como candidato del Nuevo Frente Popular, una coalición de izquierdas, en las elecciones legislativas. El ex presidente destaca su regreso a la política como una necesidad en tiempos donde el Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen está a las puertas del poder.

En un mitin reciente en Tulle, Hollande hizo un esfuerzo para encender la pasión política de sus seguidores. Durante 40 minutos habló ante un público mayoritariamente de más de 50 años, expresando su inquietud sobre la fragilidad de la democracia, no solo en Francia, sino en todo el mundo.

Estas elecciones son particularmente inusuales por varios motivos. Primero, la convocatoria sorpresa anunciada por el presidente Emmanuel Macron después de sufrir la peor derrota electoral de su carrera en las elecciones europeas. Segundo, la rapidez de la campaña, que duró solo tres semanas. Pero lo más destacado es que estas elecciones podrían dar lugar a un gobierno y un primer ministro de extrema derecha.

Hollande no es el primer ex presidente que intenta regresar a la política como diputado. Valéry Giscard D’Estaing, otro expresidente de solo un mandato, también ocupó un escaño en la Asamblea Nacional después de dejar el Elíseo con su popularidad en declive. Sin embargo, el caso de Hollande es excepcional, ya que se presenta por una coalición que incluye a algunos de sus más feroces críticos.

Una de las ironías de esta campaña es que Hollande se enfrenta no solo al RN, sino también a su propio protegido, Macron, quien fue su consejero económico y ministro de Economía. Macron, según Hollande, le traicionó para presentarse a las presidenciales de 2017, ganarlas y liquidarle políticamente.

Pero Hollande insiste en que su regreso a la política no es un intento de venganza contra Macron, sino una respuesta a la amenaza que su país enfrenta. Si la extrema derecha llega al poder en Francia, advierte Hollande, «hay que tomar conciencia de que Europa va a detenerse».

A pesar de los retos y las críticas, Hollande sigue adelante, alimentado por una pasión política que se niega a extinguirse. Su regreso a la política es un testimonio de su compromiso con su país y su deseo de proteger la democracia. En un mitin reciente en Tulle, Hollande habló de la urgencia de la situación política en Francia y se comprometió a luchar contra el avance de la extrema derecha.

En este momento crítico de la historia de Francia, la presencia de Hollande en la campaña electoral es más que un simple regreso al ruedo político. Es un llamado a la acción para todos los franceses para que se unan y luchen por la democracia y el futuro de su país.

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