El jueves pasado, en el marco de las negociaciones políticas que han tenido lugar durante las últimas semanas, los líderes de los Estados miembros de la Unión Europea (UE) respaldaron la designación de la nueva cúpula para la próxima legislatura europea. A pesar de las tensiones y críticas, se llegó a un consenso para que la conservadora alemana Ursula von der Leyen repita en la presidencia de la Comisión Europea. Junto a ella, el ex primer ministro socialista portugués Antonio Costa asumirá en el Consejo Europeo, mientras que la primera ministra liberal de Estonia, Kaja Kallas será la alta representante para Política Exterior y Seguridad.
El nombramiento de estos políticos, que solo requiere la confirmación del Parlamento Europeo en el caso de Costa, refleja un equilibrio de género, político y regional. Sin embargo, la primera ministra italiana, la ultraderechista Giorgia Meloni, se abstuvo con Von der Leyen y votó en contra de los otros dos designados, mostrando su oposición a un proceso en el que se la ha ignorado y aislado a su familia política europea ultra.
Ursula von der Leyen, de 65 años, es la primera mujer al frente del Ejecutivo comunitario. Su liderazgo se ha definido por su habilidad para manejar crisis tras crisis, aunque también ha sido objeto de críticas por su estilo de toma de decisiones y por ignorar en muchas ocasiones el criterio de los comisarios. En su primer mandato, Von der Leyen tuvo que enfrentarse a la pandemia de COVID-19 y a la crisis sanitaria que marcó su legislatura. Si supera la votación en el pleno de la Eurocámara, se enfrentará a una legislatura convulsa, con desafíos como la agresión de Rusia contra Ucrania, la amenaza de los populismos y la extrema derecha euroescéptica, entre otros.
António Costa, de 63 años, cuenta con una larga trayectoria política en Portugal. Conocido por su pragmatismo y habilidad para el pacto, su nombramiento añade un equilibrio político en Bruselas. Sin embargo, su carrera ha estado marcada por la controversia, incluyendo una investigación del Tribunal Supremo sobre su papel en la aprobación de proyectos empresariales.
Kaja Kallas, por otro lado, es la más desconocida de los tres nombres pactados. Nacida en la Unión Soviética, Kallas es una ferviente europeísta y con un marcado perfil antirruso. Como alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, tendrá la responsabilidad de liderar el servicio diplomático de la UE. No obstante, sus detractores en Bruselas critican su actitud “belicista” y su escasa experiencia en asuntos relacionados con Latinoamérica o África.
Estos nombramientos suponen un importante cambio en el paisaje político de la Unión Europea, no solo en términos de equilibrio de género, sino también de equilibrio político y regional. Sin embargo, el camino hacia la confirmación de estos nombramientos no estará exento de desafíos, ya que cada uno de los candidatos deberá enfrentarse a sus propios obstáculos y a la oposición de ciertos sectores políticos.
En el caso de Von der Leyen, su desafío más importante será superar la votación en el pleno de la Eurocámara, mientras que Costa deberá afrontar las investigaciones judiciales pendientes en Portugal. Kallas, por su parte, tendrá que superar las críticas a su actitud belicista y su escasa experiencia en ciertas áreas. A pesar de estos desafíos, los líderes de la Unión Europea han mostrado su respaldo a estos candidatos, lo que refleja una voluntad de mantener la estabilidad y la continuidad en un momento de grandes desafíos y cambios para la Unión.