En un marco de controversia en el sector inmobiliario chileno, el empresario Cristián Boetsch, presidente de la inmobiliaria Boetsch, emplazó al Ministro de Vivienda y Urbanismo, Carlos Montes, acusándolo de sobreproteger lo que él denomina “basura arqueológica”. En este escenario, Boetsch también admitió que han recurrido a la mentira para sortear la normativa y poder desarrollar sus proyectos.
La acusación de Boetsch se produjo durante la presentación de un proyecto de viviendas que tiene la posibilidad de acceder a la extensión del crédito Fogaes. En dicha ocasión, el empresario inmobiliario expresó su descontento con los procedimientos de permisos para este proyecto, que a pesar de contar con permiso municipal, fue detenido durante dos años porque el Consejo de Monumentos Nacionales solicitó a Arqueología que realizara una revisión.
Según Boetsch, este proceso de revisión tuvo un costo financiero considerable, ascendiendo a más de $300 millones en la contratación de arqueólogos para el hallazgo de 20 sacos de lo que él denomina “basura arqueológica”. Posteriormente, se les obligó a buscar museos donde colocar estos hallazgos.
El empresario inmobiliario no ocultó su malestar ante esta situación, calificándola de vergonzosa. A su juicio, el Ministro Montes tiene la capacidad para ayudar a agilizar los tiempos de permisología, ya que, según él, estos retrasos incrementan los costos de todos los proyectos.
Para ilustrar su punto de vista, Boetsch citó el caso de un riel que encontraron y que pudieron colocar en el Museo Ferroviario. Sin embargo, se les exigió que construyeran un recinto específico para el riel y una bodega para almacenar la “basura arqueológica”.
A pesar de sus quejas, Boetsch también admitió que han recurrido a la mentira para poder continuar con sus construcciones y evitar la normativa. Como ejemplo, mencionó un proyecto en el centro histórico donde tenían un galpón que vendía autos, pero no se les permitía demolerlo. En este caso, aseguró que mintieron diciendo que la estructura estaba fallando para obtener el permiso de demolición y poder construir un edificio de tres pisos.
El empresario inmobiliario, Cristián Boetsch, reconoció que esta estrategia les permitió construir un “edificio precioso”, pero a costa de demorar meses y meses en el proceso. De esta manera, la controversia en torno a la protección del patrimonio arqueológico y las políticas de permisos en la construcción sigue abierta, con duras críticas y admisiones sorprendentes por parte de los protagonistas del sector inmobiliario chileno.
Estas acusaciones y confesiones hacen evidente la tensión existente entre el desarrollo inmobiliario y la protección del patrimonio arqueológico en Chile. Es un debate que pone en la balanza los intereses de la economía y el desarrollo urbano contra la preservación y valoración de los vestigios del pasado. Una tensión que no solo se vive en Chile, sino en muchos países alrededor del mundo y que continúa siendo un reto para las autoridades, los empresarios y la sociedad en su conjunto.