La campaña presidencial en los Estados Unidos ha entrado en una fase crítica. A las nueve de la noche, hora de Atlanta (tres de la madrugada en España), los dos candidatos, el actual presidente Joe Biden y el candidato Donald Trump, se enfrentarán en el primer debate presidencial de los dos programados antes de las elecciones del 5 de noviembre.
El primer debate podría ser eclipsado por una decisión del Supremo a emitirse la mañana siguiente. El tribunal debe decidir si Trump puede ser juzgado por haber intentado manipular las elecciones de 2020. Esta decisión podría retrasar uno de los tres juicios que le quedan a Trump, potencialmente hasta después de las elecciones, lo que podría interpretarse como una forma indirecta de apoyar al candidato republicano.
Las últimas encuestas muestran a Trump y Biden empatados, aunque Trump tiene una ligera ventaja que, según los expertos en estadística electoral, le da alrededor de un 66% de posibilidades de ganar las elecciones. Sin embargo, el debate ha sido ensombrecido por una acusación hecha por Trump: él ha acusado a Biden de tomar drogas para mejorar su agilidad mental y su capacidad dialéctica.
La campaña de Trump ha seguido una pauta similar a la de 2016, cuando también acusó a su entonces rival demócrata, Hillary Clinton, de tomar drogas antes del tercer y último debate antes de las elecciones. Sin embargo, esta vez, la campaña de Trump está mucho más organizada, y el mensaje está más coordinado. Además, han dirigido sus ataques hacia la cadena de televisión que organiza el debate, CNN, y sus dos moderadores, Joe Tapper y Dana Bash.
El formato del debate, 90 minutos sin interrupciones, sin público, sin asesores y con los micrófonos conectados solo cuando es el turno de hablar de cada uno, ha sido criticado por el equipo de Trump. Argumentan que la ausencia de público, que siempre es una inyección de energía para Trump, y la imposibilidad de interrumpir a sus oponentes no favorecen al candidato republicano.
Paradójicamente, todas estas condiciones fueron propuestas por el equipo de Biden en mayo y aceptadas de inmediato por el equipo de Trump. Parece que la campaña de Trump está intentando rebajar las expectativas de triunfo de cara al debate. Después de haber afirmado desde 2020 que Biden está sufriendo un claro deterioro mental, es posible que Trump y su equipo hayan llegado a la conclusión de que si Trump tiene un buen desempeño en el debate, el impacto en la opinión pública será mayor.
Estos dos días podrían ser decisivos en la campaña presidencial. Los candidatos se enfrentarán en un debate que podría ser eclipsado por una decisión del Supremo que podría tener un gran impacto en la carrera electoral. Con Trump y Biden empatados en las encuestas, cada paso y decisión que tomen en los próximos días podría determinar quién será el próximo presidente de los Estados Unidos.