El sector de los videojuegos es un terreno que he explorado durante más de 35 años. En mi periplo, he tenido la fortuna de interactuar con consolas míticas como la Atari 2600, la SEGA Mega Drive, PlayStation y Xbox, entre otras. También he disfrutado de la edad dorada del PC en el mundo del gaming. Sin embargo, siento una profunda tristeza al observar el rumbo que está tomando la industria en muchos aspectos.
Es preciso admitir que la situación que vive el mundo de los videojuegos es alarmante. No me refiero únicamente a los despidos ni a la tendencia a la baja en la que se encuentra la industria, sino también al estancamiento técnico y creativo que ha plagado el sector durante los últimos años. El hecho de que las consolas se hayan convertido en PCs consolizados y que estas hayan pasado a definir el ritmo de desarrollo y las tecnologías a utilizar ha infligido daño notable al sector.
Para entender la gravedad de esta problemática, basta con observar que llevamos años sumidos en juegos tipo sandbox con jugabilidad repetitiva. La nula innovación que encontramos en los juegos triple A más ambiciosos, la pobre capacidad de los estudios y de las productoras para sorprender y la falta de avances técnicos que permitan disfrutar de juegos más realistas y capaces de aprovechar el potencial del hardware actual más potente, son evidentes.
Según una encuesta publicada por Game Developer, el 59% de los desarrolladores de videojuegos sostiene que la industria está en una mala situación. Esto no es sorprendente, considerando que los cierres de estudios de éxito y los despidos son una constante en el sector. Este síntoma inequívoco de crisis se refleja en el hecho de que una industria que ve sentido en cerrar estudios de éxito no puede estar sana.
De los aproximadamente 600 estudios de desarrollo que participaron en la encuesta, solo el 13% considera que la industria se encuentra en un buen momento. Los despidos, el cierre de estudios y las dificultades financieras son algunos de los problemas más importantes que afectan al sector. Un 49% de los desarrolladores encuestados, no prevé un cambio en la situación en los próximos seis meses, lo que podría prolongar esta crisis hasta 2025.
Entonces, ¿qué ha provocado esta crisis? Un 61% de los encuestados sostiene que el principal problema radica en las expectativas irreales de los inversores. Por su parte, un 58% considera que la crisis es producto de una mala gestión. En mi opinión, ambos factores han contribuido a esta crisis. Muchos juegos se desarrollan con presupuestos ridículamente altos, que generan expectativas exageradas, imposibles de cumplir incluso antes de que estos se lancen al mercado.
En resumen, la industria de los videojuegos se encuentra en un momento crítico. El estancamiento técnico y creativo, los despidos recurrentes, el cierre de estudios exitosos y las expectativas irreales de los inversores son solo algunos de los factores que han llevado a este sector a su punto más bajo. Sin embargo, la esperanza es que de esta crisis surja una renovación que permita a la industria florecer de nuevo. Porque, después de todo, como amante de los videojuegos, creo en su potencial para sorprender, innovar y deleitar a millones de personas en todo el mundo.