La paz retorna a Bolivia tras detención del general golpista y la movilización ciudadana
El intento de asonada golpista en Bolivia ha sido sofocado, la tranquilidad parece volver a las calles de la nación andina tras la detención de los cabecillas de la insurrección, las tensiones aún persisten pero la situación tiende a estabilizarse. En medio de estos eventos, el Presidente Luis Arce demostró una firmeza y liderazgo que resultaron fundamentales para la resolución de la crisis.
El general Zúñiga, identificado como el líder de la revuelta, fue detenido y llevado ante la justicia por órdenes de la Fiscalía General bajo cargos de terrorismo y alzamiento armado. Esta decisión, junto con la detención del vicealmirante Juan Arnez Salvador, parece haber cimentado la autoridad del gobierno y disipado las amenazas inmediatas al orden democrático.
En un acto de rápida decisión, el presidente Arce designó a nuevos comandantes en jefe del Ejército, Armada y Aviación, reafirmando su control sobre las Fuerzas Armadas. El comandante José Wilson Sanchez, sustituto del golpista Zúñiga, llamó a restablecer el orden y ordenó a los militares que se replegaran.
La Central Obrera Boliviana, un importante sindicato del país, declaró una huelga general y llamó a la movilización de los trabajadores. Esta convocatoria fue respaldada por el presidente Arce, quien instó a la ciudadanía a salir a las calles y hacer oír su voz en contra de las intentonas golpistas. Miles de ciudadanos respondieron a su llamado, reuniéndose en plazas y gritando consignas a favor del Presidente, como «Lucho, no estás sólo» y «Fusil, metralla, el pueblo no se calla».
Una vez contenida la operación de los rebeldes militares, el Presidente Arce expresó su gratitud hacia las organizaciones sociales y el pueblo boliviano por su apoyo y rechazo a la insurrección. Esta respuesta popular, junto con el apoyo internacional expresado por varios líderes latinoamericanos, reforzó la posición del gobierno y su legitimidad democrática.
El Ministro de Defensa de Bolivia, Edmundo Novillo Aguilar, anunció que se ha iniciado una investigación en coordinación con el alto mando militar del país. «Los implicados tendrán que rendir cuentas tanto en la justicia ordinaria como en la justicia militar», declaró el Ministro.
Este episodio de tensiones políticas en Bolivia se produce en un contexto más amplio de acciones contrarias al Gobierno por parte de partidos de derecha y sectores empresariales, y de la división dentro del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), reflejado en el quiebre político entre Luis Arce y Evo Morales.
Ahora Bolivia entra en una etapa de recuperación y reflexión, en la que se evaluará el impacto del intento golpista y se llevarán a cabo ajustes dentro del espectro oficialista y de la izquierda. Solo el tiempo dirá cómo se desempeñará Bolivia en este escenario post-insurrección, pero por ahora, el país parece haber evitado una crisis mayor y está trabajando para reforzar su democracia y mantener el orden.