Sunak y Starmer se acusan mutuamente de carecer de integridad en el último debate | Internacional

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El miércoles pasado, el primer ministro británico Rishi Sunak y el líder de la oposición Keir Starmer se enfrentaron en el último debate electoral televisado antes de las elecciones. La integridad y el liderazgo de los candidatos fueron cuestionados desde el primer minuto del debate, un hecho que refleja la creciente polarización en la política británica.

El escándalo de las encuestas ha marcado la campaña electoral, con acusaciones de que algunos candidatos intentaron beneficiarse apostando en la fecha de las elecciones. El líder laborista Starmer tomó una postura firme sobre el tema, ordenando la suspensión de un candidato de su partido tan pronto como se enteró de la situación. Sunak, por su parte, fue criticado por Starmer por su respuesta tardía y esquiva, algo que se ha vuelto común durante su mandato, según el líder de la oposición.

El primer ministro Sunak se defendió de las acusaciones, afirmando que se considera un líder que toma decisiones y mantiene su posición. Sin embargo, también recordó a Starmer su insistencia en un segundo referéndum sobre el Brexit, una postura que ha cambiado en repetidas ocasiones.

El último debate se produjo en el contexto de unas encuestas de opinión que no han cambiado durante toda la campaña. Después de 14 años de gobierno conservador, los británicos parecen listos para un cambio. Los sondeos muestran una ventaja consistente para el líder laborista Starmer, que se mantiene por encima de los veinte puntos porcentuales.

Sunak argumentó que un gobierno laborista inevitablemente incrementaría los impuestos y permitiría que los inmigrantes irregulares crucen las fronteras del Reino Unido con facilidad. Starmer se esforzó por desmentir estas afirmaciones, pero se enfrentó a un candidato conservador bien preparado y persistente.

La entrada en la carrera electoral de Nigel Farage, fundador del partido populista Reform UK, ha afectado significativamente las expectativas de Sunak. Algunas encuestas muestran más apoyo para el partido de extrema derecha que para los conservadores. En el sistema electoral mayoritario británico, que otorga escaños al partido más votado en cada circunscripción, Reform UK podría causar un daño histórico a los conservadores.

El primer ministro Sunak ha demostrado una notable falta de habilidad estratégica durante la campaña. Desde el anuncio anticipado de las elecciones hasta su decisión de abandonar las celebraciones del desembarco de Normandía en Francia para asistir a una entrevista electoral, Sunak ha cometido una serie de errores que han sido aprovechados por sus rivales.

El escándalo de las apuestas fue la gota que colmó el vaso para muchos críticos conservadores, quienes lo ven como una prueba definitiva de la falta de moral y ética del partido. Sunak prometió tomar medidas firmes contra los miembros de su partido que intentaron beneficiarse de las apuestas sobre la fecha de las elecciones utilizando información privilegiada.

En los debates televisivos, Sunak intentó golpear a Starmer con acusaciones de que el laborista planeaba aumentar los impuestos en 2.000 libras (unos 2.360 euros) a cada hogar británico. Starmer no pudo responder de manera contundente a la acusación, y se limitó a decir que era una tontería. El Tesoro no respaldó los cálculos presentados por Sunak.

Ambos candidatos evitaron una discusión profunda sobre las consecuencias del Brexit. Sunak ha estado promocionando la idea de que la salida de la UE ha comenzado a proporcionar beneficios al Reino Unido, mientras que Starmer ha sido cauteloso para no alienar a los votantes laboristas que respaldaron a Boris Johnson en 2019. En los debates, Starmer se comprometió a mejorar las relaciones comerciales con la UE, pero no especificó qué estaría dispuesto a ofrecer a cambio.

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