El presidente argentino, Javier Milei, está haciendo historia por su frecuencia de viajes internacionales en los primeros seis meses de su mandato. Ha realizado un total de nueve viajes al extranjero, lo que se traduce en que el mandatario ha pasado fuera del país uno de cada cinco días de su gestión. Este ritmo de viajes ha roto con la tradición argentina de comenzar por visitar a Brasil, el principal socio comercial de Argentina, y ha ignorado también a otros países vecinos, centrándose en su lugar en los Estados Unidos y Europa.
El último viaje de Milei incluyó paradas en España, Alemania y la República Checa. Sin embargo, este viaje ha concluido este martes con críticas por el gasto y un escándalo inesperado: la dirección del Instituto Liberal de Praga ha desmentido haberle otorgado ninguna distinción. Según su director, Martín Pánek, el premio que recibió el presidente argentino fue otorgado por un grupo disidente y no por las autoridades del instituto.
Pánek se ha distanciado del presidente argentino por su agenda conservadora. “Estamos en contra de sus medidas contra las drogas, el aborto y las manifestaciones públicas; nosotros estamos a favor de la legalización de la marihuana y del aborto”, precisó. Pánek anticipó que estudia denunciar al fundador del Instituto, Jiri Schwarz, por haber organizado un acto en nombre de la institución cuando ya no forma parte de ella.
Milei también recibió otra distinción polémica durante su viaje, la medalla de la Sociedad Hayek en Hamburgo. Aunque esta organización se define como liberal y continuadora del pensamiento del famoso economista austriaco, cuenta con destacados miembros de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).
Además, el presidente argentino ha pronosticado que si su modelo económico ultraliberal es exitoso, probablemente él y su jefe de asesores, Demián Reidel, recibirán el Nobel de Economía. Sin embargo, desde Argentina llegaron datos económicos poco alentadores: la economía se contrajo un 5,1% interanual en el primer trimestre del año en medio de una caída generalizada del consumo, la producción industrial y la inversión.
Los viajes de Milei han sido variopintos. Algunos han revestido carácter de viaje de Estado, como el que lo llevó en febrero a Israel, Italia y El Vaticano. Sin embargo, en cuatro ocasiones ha visitado Estados Unidos sin ser recibido por el presidente Joe Biden ni por sus ministros. Durante sus visitas a los Estados Unidos, Milei ha participado en una cumbre conservadora, ha sido distinguido como embajador de la luz en Miami por la congregación judía ortodoxa Jabad Lubavitch, se ha reunido con el empresario Elon Musk en su fábrica de Tesla, y ha visitado las grandes compañías de Silicon Valley.
En Europa, Milei participó en Davos en diciembre y recientemente asistió como invitado al G7 en Italia. Sin embargo, sus viajes también han generado controversia, especialmente su primera estancia en Madrid, donde participó en un mitin del partido ultra Vox y aprovechó para criticar al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y a su esposa, Begoña Gómez. Esta acción reabrió una crisis diplomática entre España y Argentina.
Los numerosos viajes del presidente Milei contrastan con su mensaje oficial de que es necesario recortar el gasto público. Según datos proporcionados por el Gobierno a Chequeado, sus primeros cinco viajes al exterior costaron 218.000 dólares a las arcas públicas de Argentina. Sin embargo, los costos de los cuatro últimos viajes aún se desconocen, ya que Milei dejó de viajar en vuelos comerciales en abril y comenzó a moverse en el avión presidencial por motivos de seguridad.
Además, Milei está siendo investigado por presunta malversación de fondos en viajes para fines privados. A pesar de las críticas, Reidel ha defendido los viajes de Milei, argumentando que el presidente está «poniendo a Argentina nuevamente en el mapa de los países normales».
Finalmente, la situación económica de Argentina presenta un contraste notable con el futuro próspero que Milei promete en el exterior. Con una pobreza que afecta a uno de cada dos habitantes, una inflación interanual del 276,4% y una economía que lleva más de doce años sin crecer, el panorama actual de Argentina es difícil y se espera que la economía se contraiga más de un 3% este año, según los organismos internacionales.