Assange ha sido liberado, sin embargo, la justicia aún no se ha logrado.

Assange está libre, pero no se ha hecho justicia

El periodista y fundador de WikiLeaks, Julian Assange, ha sido liberado y está actualmente en camino a las Islas Marianas del Norte para finalizar un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de su liberación, hay quienes argumentan que la justicia aún no ha sido completamente servida. Los defensores de Assange sostienen que la justicia auténtica requeriría que Estados Unidos introdujera cambios legislativos y políticos para garantizar que no se pueda usar su poder e influencia globales para destruir la vida de un periodista extranjero que informa de hechos incómodos para él. También sostienen que debería presentarse una disculpa formal a Assange y su familia.

Assange, a pesar de estar actualmente en libertad, ha estado bajo la lupa del gobierno de Estados Unidos durante más de una década, acusado de aceptar y publicar información clasificada, lo que le ha acarreado condenas y encarcelamientos en la prisión de Belmarsh y la embajada ecuatoriana, así como arrestos domiciliarios desde 2010.

Una de las voces más destacadas en la defensa de Assange es la periodista Caitlin Johnstone, quien ha seguido de cerca el caso y ha dedicado gran parte de su trabajo a informar sobre él. En un reciente artículo titulado “Assange is Free, But Justice Has Not Been Done”, Johnstone argumenta que la liberación de Assange no compensa los daños infligidos por el imperio estadounidense durante su persecución.

El acuerdo de culpabilidad de Assange, según expertos como Joe Lauria y Bruce Afran, no establece nuevos precedentes legales que puedan amenazar a los periodistas en el futuro. Sin embargo, esto no deshace los daños que la persecución de Assange ha causado a nivel global, ya que ha mostrado al mundo entero lo que le sucede a un periodista que revela verdades incómodas sobre el gobierno más poderoso del mundo.

La justicia, según Johnstone, requeriría que Assange recibiera un indulto total e incondicional, así como una indemnización millonaria del gobierno de Estados Unidos por el tormento al que ha sido sometido. También exigiría que se detuvieran y procesaran a las personas cuyos crímenes de guerra Assange expuso, y a todos los que contribuyeron a arruinarle la vida por denunciar esos crímenes.

Además, Johnstone sostiene que la justicia también implicaría que Australia, país de origen de Assange, le ofreciera una bienvenida de héroe a su llegada. También pediría una revisión de la relación de Canberra con Washington y disculpas formales a Assange y su familia por parte de los consejos editoriales de todos los medios de prensa dominantes que ayudaron a difamarlo.

La liberación de Assange puede ser vista como una victoria, pero también como un recordatorio de la lucha continua por la protección de la libertad de prensa y la justicia para aquellos que se atreven a exponer los crímenes de los poderosos. Como dice Johnstone, queda mucho por hacer y muy poco tiempo para hacerlo.

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