El Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia, en un movimiento que demuestra su postura firme contra la interferencia en los asuntos internos de la nación, convocó a la encargada de negocios de EE.UU. en La Paz, la diplomática Debra Hevia, para protestar por lo que consideran una intromisión en sus asuntos internos. Esta convocatoria es un claro indicativo de una tensión creciente en las relaciones bilaterales entre Bolivia y Estados Unidos.
En una declaración oficial, la Cancillería de Bolivia aclaró que la reunión con Hevia tuvo como objetivo principal «hacerle conocer la preocupación y establecer un reclamo sobre una serie de pronunciamientos y acciones que se realizaron por parte del personal de la Embajada de EE.UU., que se consideran como una intromisión en asuntos internos». Este pronunciamiento refleja la creciente preocupación del gobierno boliviano por lo que percibe como intentos de injerencia extranjera en su política interna.
La Cancillería recalcó en su comunicado que Bolivia sigue una política exterior que se basa en los principios de igualdad, no injerencia y respeto a la soberanía. Estos principios, según la Cancillería, están en consonancia con las normas del derecho internacional que regulan las relaciones diplomáticas. En la misma línea, el gobierno boliviano rechaza cualquier tipo de acción que promueva la injerencia en su país, un claro recordatorio de su postura frente a la interferencia externa.
El incidente que provocó la convocatoria a la diplomática estadounidense no ha sido detallado por el Ministerio de Relaciones Exteriores. Sin embargo, la acción se produjo después de que el ministro de Economía del país, Marcelo Montenegro, acusara a la embajada de EE.UU. en La Paz de planear «un golpe blando» contra el gobierno del presidente Luis Arce. Esta acusación ha avivado las tensiones entre los dos países y ha llevado a la Cancillería a tomar medidas.
El 13 de junio, Montenegro señaló a la embajada de EE.UU., junto con otras embajadas y una coalición de oposición, como actores políticos detrás de los planes para dar un «golpe blando» contra el gobierno de Arce. Según Montenegro, «todo esto es un plan que viene desde la Embajada de EE.UU., y hay otras embajadas que están de alguna manera involucradas en un plan de golpe blando a la economía».
En respuesta a las acusaciones de Montenegro, la embajada de EE.UU. en Bolivia negó categóricamente cualquier intento de interferir en los asuntos internos del país. La sede diplomática estadounidense reiteró su compromiso con la democracia y el respeto a la soberanía de Bolivia, según un comunicado publicado en su cuenta en una red social.
Es importante mencionar que las relaciones diplomáticas entre Bolivia y Estados Unidos han sido tensas durante bastante tiempo. Los dos países no tienen relaciones diplomáticas a nivel de embajadores desde septiembre de 2008, cuando el entonces presidente Evo Morales expulsó al embajador estadounidense Philip Goldberg, a quien acusó de inmiscuirse en asuntos internos del país. En un acto recíproco, Washington también adoptó una decisión similar con el embajador boliviano Gustavo Guzmán.
Los recientes desarrollos indican que las relaciones entre Bolivia y Estados Unidos siguen siendo complejas y llenas de desafíos. Sin embargo, el insistente llamado de Bolivia al respeto a su soberanía y a los principios de no injerencia pone de manifiesto su compromiso con el mantenimiento de su independencia política y económica.