En los anales de la política portuguesa, António Costa, un político versátil, temperamental, muy querido y apreciado tanto dentro como fuera de Portugal, ha dejado un rastro indeleble. Sin embargo, en noviembre, el popular líder político se encontró al borde del precipicio cuando una investigación judicial apuntó a personas cercanas a él, incluido su jefe de gabinete, y a él mismo. Tras conocer la investigación, Costa tomó la decisión de dimitir como primer ministro de Portugal, un acto de honestidad que no fue valorado hasta que se confirmó que no había pruebas suficientes para imputarlo.
António Costa, que estaba al frente de un gobierno con mayoría absoluta, tomó la decisión de abandonar su cargo en un momento en que su nombre sonaba fuerte como posible futuro presidente del Consejo Europeo. Su renuncia sorprendió a muchos, especialmente porque afirmó que la investigación era incompatible con la dignidad de su cargo.
Sin embargo, solo siete meses después, los portugueses y los líderes europeos han descubierto que Costa fue sincero cuando dijo que dejaba su cargo con la conciencia tranquila. Ahora, parece que no hay ninguna mancha judicial que pueda obstaculizar su trayectoria ascendente.
Costa ha ocupado casi todos los puestos políticos: desde concejal y diputado en la Asamblea Nacional, hasta alcalde de Lisboa, ministro, primer ministro, eurodiputado y ahora, se espera que presida el Consejo Europeo. Costa asumirá el liderazgo en un momento crucial para Europa, cuando los populismos amenazan los avances de la construcción europea y la extrema derecha, aunque dividida, se ha convertido claramente en el tercer grupo político del Parlamento Europeo.
A lo largo de su vida, Costa ha demostrado ser un superviviente, un gran negociador y una persona afable pero de carácter fuerte. Estas cualidades le han ayudado a construirse como un animal político que ha ascendido desde abajo. En 2015, cuando asumió la Secretaría General del Partido Socialista, nadie podía imaginar que en pocos meses se convertiría en el jefe del Gobierno de Portugal gracias a una moción de censura.
En 2019, ganó las elecciones legislativas y decidió gobernar en solitario. En 2022, tras provocar un adelanto electoral cuando la izquierda tumbó sus presupuestos, consiguió mayoría absoluta.
Durante su mandato, Costa puso fin a las medidas más estrictas de ajuste y recortes impuestas por la troika durante el rescate del país. Sin abandonar la senda de la disciplina fiscal, el líder luso flexibilizó las políticas más duras para reducir la desigualdad y fortalecer los servicios públicos, lo que le hizo ganar en popularidad.
Costa siempre ha sido muy apreciado en los consejos europeos entre sus colegas. Referente de los socialistas europeos, su relación con el primer ministro español, Pedro Sánchez, siempre ha sido excelente. Ambos formaron una alianza ibérica que en varias ocasiones ha defendido los intereses de ambos países frente a Bruselas.
Ahora, a los 61 años, Costa inicia lo que podría ser el último tramo de su carrera política. Su flexibilidad, su habilidad para negociar y su carácter abierto y dialogante serán imprescindibles para dirigir el Consejo en uno de los momentos más difíciles de la Unión Europea y del panorama internacional.