Si alguna vez has encontrado fascinación en la mecánica, los coches antiguos y el estilo de vídeo detallado, el canal de YouTube de Flexiny es tu nueva joya. Este youtuber estonio ha encontrado su pasión en resucitar coches que han sido abandonados o semi-abandonados. A veces, dales una nueva vida, mientras que otras veces los lleva a su descanso eterno. Pero, en cualquier caso, siempre garantiza entretenimiento a través de sus vídeos. El protagonista de su video más reciente es un Toyota Camry familiar que, después de 18 años de abandono a la intemperie, ha sido devuelto a la vida. Un hermoso testimonio a la indestructible calidad de los Toyota de los noventa.
A primera vista, uno puede pensar que nadie en su sano juicio querría rescatar este coche abandonado. Estaba aparcado bajo varios árboles, con el parabrisas roto, trozos de su carrocería gangrenados por el óxido, y había soportado 18 años a la intemperie báltica. A primera vista, parecía una chatarra, pero en realidad, es una prueba fehaciente de la extrema calidad de los coches japoneses de los años noventa. Después de liberarlo de su tumba con una grúa, este Camry Wagon 2.0 XLi, que se vendió entre los años 1987 y 1991, mostró un estado muy mejorable.
Faltaban puertas y trozos de carrocería, y su motor llevaba 18 años sin girar. En su momento, este motor de 2,0 litros y 16 válvulas desarrollaba unos muy respetables 140 CV, en este coche, asociado a una caja de cambios automática de cuatro relaciones. El motor de este Camry estaba visiblemente oxidado, apenas tenía aceite, carecía de alternador o radiador, y estaba completamente bloqueado. Después de añadir aceite al motor y desbloquearlo de forma manual, con una llave conectada a la polea del cigüeñal, llegó el momento de intentar arrancarlo.
El motor, que era un 2,0 litros con inyección electrónica, era muy avanzado para finales de los años ochenta. Inicialmente no daba chispa, a pesar de que su motor de arranque funcionaba perfectamente. Unos fusibles nuevos solucionaron este pequeño contratiempo, y el motor empezó a dar chispa, pero carecía de alimentación de combustible. Una bomba de combustible nueva y una lata de gasolina fueron todo lo que se necesitó para que el motor volviera a la vida después de apenas medio minuto de giro del motor de arranque y varios golpes sobre los inyectores. Increíblemente, el motor apenas humeaba y mantuvo un ralentí más o menos estable.
Sus frenos estaban agarrotados, pero su cambio automático parecía funcionar y engranar marchas sin problemas. Flexiny y sus compañeros instalaron un radiador de cualquier otro coche, y comprobaron que todo el sistema eléctrico del interior del coche estaba completamente inutilizado. A pesar de todo, una vez que los frenos fueron liberados, comenzaron a rodar con el coche por su finca, como si el tiempo no hubiera pasado. Unas horas antes, el coche dormía un sueño de 18 años. El hecho de que el coche pudiera rodar por sí solo fue sorprendente.
Finalmente, el pequeño radiador instalado no pudo aguantar más y el experimento terminó. Rescatar un coche abandonado a la intemperie suele ser una empresa compleja y desafiante, a menos que sea un coche japonés antiguo o un Mercedes. Sin embargo, el caso del Toyota Camry es un ejemplo de la resistencia y la calidad de los vehículos de la época, capaces de soportar años de abandono y seguir funcionando con los ajustes y reparaciones adecuados. Sin duda, un testimonio a la calidad indestructible de los Toyota de los noventa.