Meloni y Orbán muestran su acuerdo en la batalla contra la inmigración y la disminución de la tasa de natalidad | Internacional

EL PAÍS

El lunes pasado, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y su homólogo húngaro, el líder ultraconservador Viktor Orbán, se reunieron en el Palacio Presidencial de Roma. Esta reunión se produjo como parte de una breve gira europea que Orbán está llevando a cabo antes de asumir la presidencia de turno del Consejo Europeo en julio. Durante este encuentro, ambos líderes reafirmaron su sintonía ideológica y su común lucha contra la inmigración irregular y la baja natalidad.

Meloni, en particular, ha mostrado un apoyo inquebrantable al proyecto de la presidencia húngara, que tiene entre sus prioridades precisamente estos asuntos. “Hay que trabajar juntos para que el desafío demográfico sea prioritario para todos, y una Europa fuerte se convierta en protagonista del mundo”, señaló la líder italiana.

Además, Meloni destacó el “excelente estado” de las relaciones bilaterales entre Italia y Hungría, y aprovechó la ocasión para elogiar sus políticas antiinmigración. “Hay que consolidar un nuevo enfoque europeo que se base en la defensa de las fronteras exteriores, en la lucha contra la inmigración de masas y contra los traficantes de personas”, afirmó.

La reunión de estos dos líderes ultraderechistas en Roma se produce en una semana crucial para las negociaciones sobre la asignación de cargos en las instituciones comunitarias. Al mismo tiempo, esta reunión sirve como una demostración de la fortaleza del eje soberanista y del liderazgo de Meloni. El objetivo de la primera ministra italiana es revertir el aislamiento de Italia, la tercera economía de la Unión, en las negociaciones para los grandes nombramientos.

Por su parte, Orbán criticó la elección de los altos cargos de las instituciones de la UE por considerar que es excluyente y que son las tres familias políticas tradicionales, los populares, socialistas y liberales, quienes la deciden. “Los tres grandes partidos europeos no implican al resto y los relegan a la oposición”, lamentó el líder húngaro.

Además, Orbán se comprometió a colaborar con Meloni “para fortalecer a los partidos de la derecha europea”. Sin embargo, descartó que su formación, Fidesz, se uniera al grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos que lidera Meloni. La razón de su negativa es la presencia de un partido rumano, la Alianza para la Unión de los Rumanos, que Orbán define como “antihúngaro”.

En una declaración conjunta, Meloni también reconoció que las posturas de Roma y Budapest sobre la guerra en Ucrania no coinciden. Sin embargo, agradeció públicamente a Orbán por no haber bloqueado las ayudas a Kiev tanto en las instituciones europeas como en la OTAN, “incluso cuando no estaba completamente de acuerdo con ello”.

Orbán, conocido por ser el socio más díscolo de la Unión Europea, mantiene relaciones fluidas con el Kremlin, a pesar de la invasión rusa a Ucrania. En 2023, desafió a la UE y se convirtió en el primer líder del bloque comunitario en reunirse con Vladímir Putin después de que el Tribunal Penal Internacional emitiera una orden de arresto contra el presidente ruso por presuntos crímenes de guerra. Estos últimos se referían a su implicación en la “deportación ilegal” de niños ucranianos.

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