La gobernabilidad incierta en Francia caracteriza la recta final de una campaña acelerada | Internacional

EL PAÍS

La política francesa se encuentra en un estado de incertidumbre con la aproximación de las elecciones legislativas más cruciales y apresuradas de su historia reciente. La posibilidad de un gobierno de extrema derecha ha aumentado la tensión en el país, con dos bloques principales que buscan evitar este resultado, pero que se niegan a aliarse entre ellos en el Parlamento. Esta situación se produce en un contexto de vertiginoso cambio político en Francia, con el partido de extrema derecha Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen muy cerca de la mayoría absoluta en escaños.

El RN ha crecido en popularidad en los últimos años bajo el liderazgo de Le Pen, pero según los sondeos, es probable que no alcance la mayoría absoluta que necesita para darle un giro definitivo al país. A pesar de esta predicción, la posibilidad de un gobierno de extrema derecha es palpable y causa inquietud en muchos sectores de la sociedad.

En respuesta a esta amenaza, dos bloques están luchando para evitar que la extrema derecha llegue al poder. El primero es una alianza de izquierdas llamada Nuevo Frente Popular (NFP), que se sitúa en segundo lugar en intención de voto, pero está lejos de la mayoría necesaria para gobernar. El otro bloque es Ensemble (Juntos), un conglomerado de partidos en torno al presidente Emmanuel Macron, que convocó las elecciones tras perder ante el RN en las elecciones europeas.

El NFP está trabajando arduamente para atraer al electorado moderado que está preocupado por la influencia de la izquierda radical de La Francia Insumisa (LFI) y su controvertido líder, Jean-Luc Mélenchon. En respuesta a las ambiciones de Mélenchon de convertirse en primer ministro en caso de una victoria de la izquierda, el expresidente socialista François Hollande ha instado a Mélenchon a hacerse a un lado y mantenerse en silencio.

Por otro lado, Ensemble ha criticado la decisión de Macron de convocar elecciones anticipadas, especialmente después de que el ex primer ministro Édouard Philippe acusara a Macron de «matar la mayoría presidencial». Esta crítica refleja la amargura de Ensemble, que ha sido relegado a la tercera posición en la futura Asamblea Nacional.

A pesar del tenso panorama político, las encuestas muestran que la intención de voto para RN sigue siendo alta, con el instituto Elabe prediciendo que RN podría alcanzar hasta el 36% de los votos en la primera vuelta de las elecciones. Esta cifra incluye los sufragios de una parte del partido conservador Los Republicanos, que se ha unido a la extrema derecha bajo la dirección de su presidente nominal, Éric Ciotti.

Esta creciente popularidad de RN ha llevado a una serie de advertencias sobre los peligros de un gobierno de extrema derecha. Por ejemplo, 170 diplomáticos han firmado una tribuna en Le Monde en la que alertan del peligro de un gobierno del RN, que ha estado históricamente muy cerca de Rusia, especialmente en un momento en que Europa está enfrentando una guerra provocada por Moscú. Argumentan que una victoria de la extrema derecha debilitaría a Francia y Europa en un momento crítico.

Además, 800 científicos e investigadores han firmado una carta en Le Monde advirtiendo contra la «invasión del oscurantismo». Piden que se refuerce la Unión Europea, advierten sobre el «peligro inmenso» del negacionismo climático y aclaran que la xenofobia, el racismo, el antisemitismo y la exclusión de alguien por su pertenencia a un grupo son líneas rojas.

Finalmente, el rechazo a la extrema derecha ha llevado a muchos ciudadanos a las calles de toda Francia. Convocados por organizaciones feministas y sindicatos, estos manifestantes denuncian el «feminismo de fachada» del RN y el «verdadero peligro» que su llegada al poder representaría para los derechos de las mujeres. Con solo una semana antes de la primera vuelta de las elecciones, el futuro político de Francia sigue siendo incierto y la tensión es palpable.

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