Quienes disfrutaban de un emocionante partido de fútbol entre Escocia y Hungría pudieron observar en los paneles publicitarios una marca hasta hace poco desconocida en Europa: BYD, autoproclamada como el No.1 NEV Maker. Probablemente, muchos espectadores se preguntaron: ¿Qué es un NEV?.
NEV son las siglas en inglés de New Energy Vehicles o Vehículos de Nueva Energía, una categoría que ha ganado popularidad en los últimos años gracias a la creciente conciencia medioambiental y los avances en tecnología automotriz. Pero, ¿cómo llegó esta marca mayoritariamente desconocida a convertirse en el primer fabricante de NEV?
Para entenderlo, debemos remontarnos a 2009, cuando el concepto de coche eléctrico en Europa aún resultaba exótico. Por aquel entonces, marcas como Nissan, Peugeot y Citroën estaban a punto de lanzar los primeros modelos de vehículos eléctricos como el Nissan Leaf, Peugeot iON y Citroën C-Zero, respectivamente. En aquella época, uno podía vivir feliz sin saber quién era Elon Musk, o qué era un Tesla – términos que hoy forman parte del vocabulario común.
Lo que pocos podían imaginar era que, al otro lado del mundo, China ya estaba sentando las bases de lo que sucedería 15 años después. China ha conseguido superar una de las barreras de acceso más importantes al mercado europeo y que sus coches tengan un lugar privilegiado en nuestro continente, un hecho que para muchos parecía impensable.
El proyecto de vehículos de nueva energía que ha propiciado la llegada de los coches fabricados en China a Europa se inició en 2009. Uno de los vehículos más destacados de esta iniciativa es el BYD Seal, un coche eléctrico que destaca por su diseño aerodinámico y su eficiencia energética.
Además de contribuir a la reducción de las emisiones de gases contaminantes y a la limpieza del aire en las ciudades chinas, la introducción de los vehículos de nueva energía en China también tuvo una motivación económica. Hace ahora 15 años, China inició su programa de Vehículos de Nueva Energía, un plan que vislumbró las ventajas de una transición progresiva hacia los vehículos eléctricos y los retos que ello implicaba.
La idea del vehículo de nueva energía es sencilla: un coche cuya principal fuente de energía sea la eléctrica, almacenada en una batería o en un sistema de pila de combustible. En esta categoría se incluyen tanto los coches completamente eléctricos como los híbridos enchufables.
El desarrollo de la economía china y de las clases medias, así como las ventajas y bonificaciones públicas a la compra de vehículos de nueva energía, facilitaron que las marcas chinas pudieran prosperar únicamente con su mercado interno. Y, en 2024, China ha comenzado la venta de vehículos de nueva energía en Europa, que no sólo compiten por un precio inferior al de sus alternativas europeas, sino que también ofrecen una alta calidad y tecnología.
Uno de los hitos más notables de China en su camino hacia el liderazgo en la producción de vehículos eléctricos fue el lanzamiento del BYD F3DM en 2008. Este sedán híbrido enchufable con una autonomía eléctrica de 100 kilómetros fue un adelanto a su tiempo, esbozando el concepto de automóvil que hoy es tendencia.
Hoy en día, BYD puede presumir de ser el primer fabricante de coches del mundo por volumen de coches que se mueven con energía eléctrica almacenada en unas baterías que, a su vez, se conectan a un enchufe para ser recargadas. En 2023, la marca vendió más de 3 millones de vehículos y, en 2024, anunció la producción de su vehículo de nueva energía número 7 millones.
China se ha posicionado como una potencia productora de vehículos eléctricos y enchufables. Y, aunque la comparación con Tesla, el primer fabricante de coches eléctricos por volumen del mundo, puede ser delicada, no cabe duda de que China ha logrado un hito importante en la industria automotriz con su apuesta por los vehículos de nueva energía.