Desde hace 261 días, el conflicto entre Israel y Hamas ha estado en pleno apogeo, y la inminencia de la guerra con Hizbul se cierne cada vez más cerca. A medida que aumentan los ataques y las amenazas, la perspectiva de la guerra parece inevitable, sobre todo si no se logra un alto el fuego en la Franja de Gaza. Esta es una demanda clave de la milicia libanesa para permitir el regreso de más de 140.000 habitantes a sus hogares en ambos lados de la frontera.
Este conflicto se intensificó cuando el líder del grupo proiraní Hassan Nasral decidió extender el frente norte a la campaña iniciada por Hamas en el sur. Desde entonces, ambos lados se han enfrentado con una intensidad sin precedentes desde la guerra de 2006, pero aún siguen las reglas de la guerra, utilizando drones, misiles y mensajes para evitar una confrontación más grande o peor.
Los ciudadanos de ambos lados de la frontera expresan su temor y preocupación por la escalada de la violencia. Lea Cohen, una joven de Haifa, expresa que aunque no quieren una guerra, puede que no haya otra opción que una ofensiva, para que la gente pueda regresar a sus hogares y vivir en paz.
En un desarrollo preocupante, Hizbul lanzó dos misiles antitanque contra un kibutz israelí en Manara, sin causar víctimas. Sin embargo, esta acción provocó una respuesta de la Fuerza Aérea israelí, que atacó un coche en Khiara, en el distrito de Beqa, a unos 40 kilómetros de la frontera. Este ataque tenía como objetivo a Ayman Ratma, un cabecilla de Jamaa al Islamiya, que se ha unido a Hizbul en su apoyo a Hamas y Gaza.
El aumento de los ataques y las amenazas ha llevado a algunos países a tomar medidas de precaución. Kuwait ha instado a sus ciudadanos a abandonar Líbano «en vista de la situación de seguridad que impera en la región en estos momentos». La Ministra de Exteriores canadiense, Mélanie Joly, ha informado a su homólogo israelí, Israel Katz, que Canadá está preparando un plan militar para evacuar a sus 45.000 ciudadanos en Líbano en caso de un conflicto bélico.
En medio de la creciente tensión, Estados Unidos ha prometido apoyar a su aliado, Israel, aunque sin desplegar tropas estadounidenses. Altos funcionarios estadounidenses, citados por la CNN, afirmaron que la Administración de Biden está «totalmente preparada para respaldar a su aliado». Este es un mensaje claro a Hizbul e Irán para que no malinterpreten el último desacuerdo entre la Casa Blanca y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, respecto al retraso del suministro de armas.
Sobre la defensa de Israel, hay dudas sobre si sus sistemas de defensa aérea podrán neutralizar completamente los cientos de misiles y drones de Hizbul en caso de guerra. Se espera que esta guerra cause daños severos en Israel y sea devastadora para Líbano. Las autoridades libanesas esperan que la presión internacional pueda evitarlo, mientras que los rivales internos de Hizbul le piden que «no arrastre al país a una nueva guerra».
Hassan Nasral, por su parte, insiste en que la única forma de lograr la paz en el sur de Líbano y el norte de Israel es a través de un alto el fuego en la Franja de Gaza. Esta compleja situación refleja la intrincada red de geopolítica y conflictos en la región, y el desafío que enfrentan todas las partes para lograr una paz duradera.