Extrañamos al querido Berlinguer | Opinión

EL PAÍS

Cuando miramos hacia atrás a la historia política, ciertos personajes destacan por su liderazgo visionario, impacto duradero y compromiso a su causa. Uno de estos personajes es Enrico Berlinguer, el extraordinario político italiano cuyo legado se siente aún hoy, 40 años después de su muerte. En las elecciones europeas celebradas el 17 de junio de 1984, el Partido Comunista Italiano que Berlinguer lideraba superó por primera y única vez en una convocatoria electoral de alcance nacional a la Democracia Cristiana.

Berlinguer falleció pocos días antes de esta histórica victoria, el 11 de junio, tras sufrir un ictus mientras pronunciaba un discurso en un mitin en Padua. Las imágenes de Berlinguer resistiendo en el estrado para terminar su intervención, a pesar del grave sufrimiento por el accidente cerebrovascular, son testimonio de su inquebrantable sentido del deber, del servicio público, de la fuerza interior y de la dignidad.

El funeral de Berlinguer en Roma fue un evento de proporciones históricas, con una multitud inmensa llenando las calles para rendirle homenaje. Entre los presentes había muchos ciudadanos que no eran comunistas, entre ellos Giorgio Almirante, líder del fascista MSI. Esta amplia muestra de respeto refleja el impacto y la influencia que Berlinguer tuvo más allá de su propio partido.

Berlinguer es recordado por su compromiso histórico, la política de apertura del PCI a la colaboración con la DC. Esta decisión táctica, tomada después del derrocamiento de Salvador Allende en Chile, buscaba afianzar una imagen de responsabilidad y credibilidad para el PCI. Berlinguer buscaba evitar una polarización brutal del país en tiempos oscuros.

Uno de los momentos más icónicos de esta estrategia fue la famosa foto de Berlinguer y Aldo Moro, su contraparte democristiana, extendiéndose sobre una mesa que les separaba para darse la mano en 1977. Esta imagen simbólica representa cómo Berlinguer y Moro estaban buscando superar las divisiones ideológicas para el bien del país.

A pesar de su visión progresista, Berlinguer no era un dogmático. Modificó su estrategia según las circunstancias, demostrando una flexibilidad y pragmatismo que a menudo falta en la política contemporánea. En una entrevista concedida para las elecciones europeas de 1984, Berlinguer rechazó la idea de volver a una «Europa de las patrias», argumentando en cambio la necesidad de una Europa unida y política e internacionalmente independiente.

Berlinguer también es reconocido por haber cortado definitivamente los lazos del PCI con la URSS y por haber introducido en el discurso público la reflexión sobre el difícil camino a la felicidad de las personas en el sistema capitalista. Aunque no era perfecto y cometió errores, Berlinguer fue una fuerza benéfica para su país, y su liderazgo sigue siendo un ejemplo necesario hoy en esta Europa atribulada.

Finalmente, en este artículo, nos preguntamos cuál sería la propuesta política de Berlinguer en los tiempos actuales, en medio de la creciente polarización y la deriva hacia la derecha de muchos partidos. Mientras contemplamos la respuesta a esta pregunta, recordamos a Berlinguer con cariño y aprecio, y sentimos su ausencia en el panorama político de hoy.

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