El 31 de marzo, Kirilo Budánov, jefe de los servicios de inteligencia del Ministerio de Defensa ucranio (GUR), hizo una revelación en una entrevista televisiva que dejó a muchos atónitos. Budánov afirmó que Rusia estaba cerca de completar la construcción de una nueva línea ferroviaria que conectará la ciudad rusa de Rostov del Don con Crimea a lo largo del mar de Azov. Esta noticia sorprendió a muchos ucranios que apenas habían oído hablar de tal infraestructura, con excepción de algunas declaraciones del presidente ruso, Vladímir Putin, que pocos en Ucrania habían creído.
Según Budánov, la línea de tren, conocida como Tavrida-2, tendrá 500 kilómetros de longitud. Esta será la segunda red ferroviaria que conectará la península anexada ilegalmente en 2014 con el territorio ruso. Denis Chistikov, el segundo máximo representante ucranio para los territorios ocupados de Crimea, corroboró esta información.
La primera conexión entre Crimea y Rusia es a través del puente del estrecho de Kerch. Sin embargo, este puente ha sido objeto de varios ataques en 2022 y 2023, lo que ha reducido significativamente su capacidad como conexión logística. La Armada ucrania, con sus drones náuticos y misiles suministrados por aliados en la OTAN, ha logrado poner al límite a la flota rusa del mar Negro estacionada en Crimea.
Según Dmitro Pletenchuk, portavoz de la Armada ucrania, los rusos serán capaces de finalizar la vía ferroviaria antes de acabar el año. El tramo final de la línea, dentro de Crimea, todavía está en construcción. Deep State, un grupo ucranio de análisis de la situación en el frente de guerra, también confirmó esta información.
La línea Tavrida-2 también conectará Rostov del Don con las ciudades de Melitópol y Berdiansk. Según las autoridades impuestas por el invasor en las provincias de Donetsk, Zaporiyia y Jersón, el objetivo de este proyecto es consolidar la integración de la ciudadanía en estos territorios anexados por Rusia. Sin embargo, el diseño de la línea también responde a fines de suministro para las fuerzas militares de Moscú.
El reto ahora para Ucrania es cómo interrumpir el tráfico de estos trenes. Budánov dijo: “Rusia lleva un año construyendo una vía para conectar los territorios temporalmente ocupados en el sur [de Ucrania], este proceso está casi completado y podría ser un problema muy serio para nosotros, pero confío en que de alguna manera sabremos hacer frente a ello. Es más sencillo que con el puente de Crimea”.
Ucrania tiene una ventaja: la nueva línea rusa solo tiene una vía. Y hay al menos dos puentes de nueva construcción por los que pasarán los trenes. Estos serán un punto débil de las tropas ocupantes. Sin embargo, destruir un tramo de vías, si no es con un equipo de sabotaje infiltrado, es un objetivo de dimensiones pequeñas que requiere enorme precisión si se intenta golpear con misiles o drones.
Por último, cabe mencionar que Rusia ha reforzado este año su red de defensas antiaéreas en el frente sur. Esta nueva línea ferroviaria es solo una de las muchas maneras en que Rusia está fortaleciendo su presencia militar en las provincias parcialmente ocupadas. A medida que la situación sigue evolucionando, tanto Rusia como Ucrania continúan buscando formas de fortalecer su posición y hacer frente a los desafíos que enfrentan.