El viernes 21 de junio de 2024, el primer ministro indio, Narendra Modi, lideró una gran sesión de yoga en la región de Cachemira, una región de mayoría musulmana. Este acto fue interpretado por algunos como un mensaje político por parte de este líder nacionalista hindú.
La sesión de yoga tuvo lugar en Srinagar, la capital de Cachemira, controlada por India. Esta sesión marcó el 10° aniversario del Día Internacional del Yoga, una iniciativa de la ONU que fue impulsada por el propio Modi.
Es importante señalar que, aunque el yoga no es en sí una práctica religiosa, tiene sus orígenes en la filosofía hindú. Muchos habitantes de Cachemira, que son mayoritariamente musulmanes, son indiferentes a esta práctica.
El evento atrajo a miles de empleados públicos, profesores de escuela y estudiantes de toda la región de Cachemira. Sin embargo, un residente de Srinagar consideró el acto como una intrusión cultural. Expresó su preocupación en términos fuertes, diciendo: «Imponen el yoga a nuestros hijos para cambiar culturalmente a las próximas generaciones y controlar sus mentes». Este individuo prefirió permanecer anónimo por temor a represalias.
Después de la sesión, Modi instó a cientos de personas, incluyendo a muchos policías y miembros de las fuerzas armadas que se encontraban en las orillas del lago Dal, a que hicieran del yoga «parte de su vida cotidiana«. El primer ministro, de 73 años, afirmó que el yoga fomenta la fuerza, la buena salud y el bienestar.
Durante su década como primer ministro, Modi se ha forjado una imagen de un ferviente defensor de la fe hindú, que es mayoritaria en el país. Sus posturas han suscitado preocupaciones entre las minorías, incluyendo a la comunidad musulmana que cuenta con más de 200 millones de personas.
Cabe preguntarse si la presencia de Modi en la región de Cachemira y su promoción del yoga pueden tener implicaciones más amplias en el contexto de las tensiones religiosas y culturales en la India. Mientras que algunos pueden ver su iniciativa como un intento de promover la salud y el bienestar a través del yoga, otros pueden interpretarlo como un intento de difundir la cultura y las tradiciones hindúes en una región de mayoría musulmana.
Este es un tema delicado que requiere una consideración cuidadosa. Las tensiones religiosas y culturales en la India han sido una fuente constante de conflicto a lo largo de los años. La forma en que el gobierno maneja estas tensiones y promueve la coexistencia pacífica entre diferentes grupos religiosos y culturales será clave para mantener la estabilidad y la paz en el país.
Es interesante notar que, a pesar de las críticas, la sesión de yoga atrajo a una gran multitud. Esto sugiere que, independientemente de las controversias religiosas y políticas, la práctica del yoga sigue siendo popular entre muchas personas en la India.
Lo que está claro es que el yoga, más allá de ser una simple práctica física, se ha convertido en un símbolo con múltiples interpretaciones y significados en la India contemporánea. Para algunos, es un camino hacia la salud y el bienestar; para otros, es una herramienta de soft power; y para otros aún, es un signo de la imposición cultural.
Finalmente, es importante recordar que la historia de la India está marcada por la diversidad y la pluralidad. El desafío radica en cómo la India puede celebrar y honrar esta diversidad, mientras se enfrenta a las tensiones y desafíos que surgen de ella.