La llegada al poder de la extrema derecha en Francia se vuelve una posibilidad resignada por la élite económica y política | Internacional

EL PAÍS

La posibilidad de que Francia pueda ser gobernada por la extrema derecha ha dejado de ser una posibilidad lejana para convertirse en una probabilidad inmediata. Esta sorpresiva evolución se produce tras la disolución de la Asamblea Nacional por el presidente francés, el centrista Emmanuel Macron, seguido de la victoria en las elecciones europeas del Reagrupamiento Nacional (RN), una formación de extrema derecha. Esta situación ha puesto a RN a las puertas de Matignon, la sede del primer ministro francés.

El candidato a primer ministro del RN, Jordan Bardella, afirma que muchos altos funcionarios, diplomáticos y jefes de empresas han iniciado contacto con ellos, ya que la perspectiva de que logren el poder es cada vez más posible. Esto marca un cambio significativo, ya que en el pasado, la mayoría de las élites políticas y económicas se cuidaban mucho de ser asociadas públicamente con el Reagrupamiento Nacional.

Los tiempos están cambiando, y la posibilidad de que el partido anti-inmigración, antimusulmán y euroescéptico llegue al poder tras los comicios es elevada. Bardella se ha convertido en una figura cada vez más visible, y pocos parecen evitarlo. Jean-Christophe Courné-Noléo, presidente de un conglomerado inmobiliario, comenta que la gente ya no se esconde y que hoy en día, hay líderes empresariales que organizan comidas para presentarle a gente.

A pesar de los recelos que la extrema derecha sigue suscitando en algunos de los principales núcleos de decisión de Francia, Bardella ha decidido aparcar los mítines regionales y quedarse en París, el verdadero centro del poder de Francia. Desde allí, Bardella está lanzando una ofensiva de seducción de las élites del poder.

La patronal francesa, Medef, ha celebrado un encuentro en París para escuchar las propuestas económicas de todos los partidos y alianzas en liza en las legislativas. Bardella fue invitado como estrella. Aún así, existe una desconfianza generalizada, especialmente en el lado económico. Su programa supondrá un enorme gasto público en momentos en que Bruselas acaba de darle un fuerte tirón de orejas a Francia por su déficit disparado.

Es importante destacar que ninguno de los otros invitados suscitó un aplauso mucho más fuerte. Especialmente los representantes de la alianza de izquierdas Nuevo Frente Popular. El presidente de Medef, Patrick Martin, declaró al diario Le Figaro que el RN y el Nuevo Frente Popular son peligrosos para la economía.

La patronal Medef ha alertado de que no le gusta nada el programa del RN, que propone una rebaja inmediata del IVA en energía y carburantes y, más adelante, en productos de primera necesidad. Al mismo tiempo, se mantiene un tanto confuso sobre su promesa de rebajar de nuevo la edad de jubilación. A la patronal le inquieta la “ruptura” con la UE que entiende supondrían muchas de sus propuestas.

Por la izquierda, acudieron dos pesos pesados no solo de sus partidos, sino con un contundente currículum económico. Uno es Éric Cocquerel, hombre de confianza del líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, y también presidente de la comisión de finanzas de la recién disuelta Asamblea Nacional. El otro es el socialista Boris Vallaud, formado en las escuelas de élite francesas.

Bardella eligió el foro empresarial para hacer su primera aparición pública junto al gran aliado logrado para estas imprevisibles elecciones, Éric Ciotti, el todavía presidente de Los Republicanos. Su presencia todavía es considerada como una cierta garantía por un empresariado suspicaz ante el programa económico y político de la extrema derecha.

El presidente de Medef comentó después de más de cuatro horas de escuchar a los candidatos que la ofensiva de seducción ultra todavía tiene que afinarse.

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