El pasado 20 de junio marcó la llegada del solsticio de invierno en Chile, un evento que tiene un significado especial para los once pueblos originarios de la nación, ya que marca el inicio de su Año Nuevo. Las diferentes culturas, cada una con sus tradiciones únicas y su rica historia, celebran este evento de diferentes maneras. Por ejemplo, los mapuche celebran el Uetripantu, los aymara el Inti Raimy, y los rapa nui celebran el Aringa Ora o Koro.
Sin embargo, para los mapuche de la localidad de Quepe, en la comuna de Freire, la llegada de este nuevo año se ve opacada por una serie de desafíos. En los últimos dos años, estos han experimentado un incremento en la militarización, resultado de acuerdos entre la derecha y la socialdemocracia. Este incremento en la presencia militar ha llevado a un despliegue de vehículos militares importados de Israel y otros países acusados de cometer genocidio contra los pueblos originarios.
Estas acciones han llevado a que se establezca una comparación entre la estrategia del Estado de Chile y la de aquellos países acusados de genocidio. En este contexto, el gobierno del presidente Gabriel Boric ha recurrido al uso del llamado “estado de excepción constitucional”, lo que ha llevado a un aumento de la militarización no solo en La Araucanía, sino también en dos provincias de la región del BioBio.
La militarización no es el único desafío que enfrentan los mapuche y otros pueblos originarios. Al mismo tiempo, se están llevando a cabo negocios multimillonarios, particularmente en el sector de la seguridad. Esta seguridad, que es proporcionada por el Estado para los privados, es completamente gratuita, pero a cambio se requiere de acciones paramilitares.
Los pueblos indígenas de Chile han expresado su profunda preocupación y tristeza por la actitud del Gobierno y del Parlamento. Estos insisten en seguir una política que, según los indígenas, no refleja la realidad de lo que están viviendo. En lugar de recibir apoyo y protección, las comunidades indígenas denuncian que se están cometiendo atropellos contra ellas.
Manuel Arismendi, residente de Freire, es uno de los muchos que han expresado su preocupación y su frustración ante la situación. Como muchos otros, Arismendi busca una solución que respete los derechos y la dignidad de los pueblos originarios de Chile.
En resumen, la llegada del solsticio de invierno y el Año Nuevo de los pueblos originarios de Chile se ve opacado por tensiones y desafíos. La creciente militarización, la implementación de políticas polémicas y la falta de respeto hacia los derechos de los pueblos originarios son solo algunos de los problemas que estos enfrentan. A pesar de estos desafíos, los pueblos originarios de Chile se mantienen firmes en su lucha por la justicia y el reconocimiento.