La historia de las carreras de motor está llena de momentos inolvidables, hazañas heroicas y triunfos que desafían las probabilidades. Pero también está llena de curiosidades y momentos únicos que definen una era, como el que vivió el famoso piloto brasileño Emerson Fittipaldi en 1989.
El año 1989 fue un año trascendental para las carreras de motor, especialmente para Fittipaldi. Ese año, el piloto brasileño ganó la Indy 500, una de las carreras más prestigiosas y desafiantes del mundo del automovilismo. Pero no fue solo su victoria lo que hizo este año memorable. Fue también la forma en que celebró su triunfo.
No solo celebró bebiendo de la emblemática botella de leche que se le da al ganador, una tradición que se había seguido durante décadas en el campeonato. Fittipaldi decidió también posar con su premio de 1.000.000 de dólares en efectivo. Pero aquí es donde la historia se pone interesante, ya que no había realmente 1.000.000 de dólares.
El premio que Fittipaldi ganó en realidad era de 1.001.600 dólares, una cifra que superaba el total de la bolsa de premios de todas las carreras desde 1911 hasta 1970. Sin embargo, cuando llegó el momento de posar para las fotos, se descubrió que 1 millón de dólares no era tan exuberante cuando se esparcían alrededor del monoplaza.
Fue entonces cuando el equipo de Fittipaldi decidió pedir varios millones más a la cámara de seguridad del circuito para poder ponerlos sobre la pista y el monoplaza del piloto brasileño. Y así se llevó a cabo una de las sesiones de fotos más icónicas del mundo del motor, con millones de dólares esparcidos por el asfalto y el monoplaza de Fittipaldi.
Esta historia refleja el auge que tuvo el negocio de las carreras de motor en esa época. En aquel tiempo, el premio se entregaba en efectivo a los pilotos, y los organizadores de las carreras tenían suficiente dinero para prestar varios millones solo para una sesión de fotos. Cabe destacar que la Indy 500 sigue siendo una máquina de hacer dinero, con un premio récord de 18,5 millones de dólares repartidos en 2024.
Comparativamente, en 1911, el ganador de la primera edición de la Indy 500, Ray Harroun, recibió solo 14.250 dólares. Y, en contraste, Josef Newgarden ganó 4,288 millones en premios este mismo año.
Más allá de la historia de la victoria de Fittipaldi y el dinero, este episodio muestra la evolución del mundo del motor y cómo ha cambiado a lo largo del tiempo. También es un recordatorio de que, en las carreras de motor, no solo importa la velocidad y la habilidad, sino también el espectáculo y la imagen. Al final del día, las carreras de motor son un negocio, y las sesiones de fotos con millones de dólares tirados por el suelo son parte del atractivo que atrae a millones de aficionados alrededor del mundo.
En última instancia, la historia del premio de Fittipaldi es un reflejo de la época dorada de las carreras de motor, una época en la que los pilotos eran héroes, los autos eran máquinas de velocidad increíbles y los premios eran tan grandes que literalmente no cabían en una sola foto. Y aunque las carreras de motor han cambiado desde entonces, la pasión y la emoción que despiertan siguen siendo las mismas.