El escenario político británico se ha visto sacudido recientemente por un escándalo conocido como «Betgate» involucrando a figuras clave en el Partido Conservador. Un gran revuelo se desató cuando se reveló que algunos miembros del partido habían hecho apuestas sobre la fecha de las elecciones generales, lo que provocó acusaciones de uso de información privilegiada.
Rishi Sunak, el actual primer ministro, anunció la fecha de las elecciones tres días después de que su secretario parlamentario, Craig Williams, apostara 100 libras (aproximadamente 118 euros) en Ladbrokes a que las elecciones se celebrarían el 4 de julio. Esta información sorprendió a muchos, ya que la mayoría de los británicos y de los diputados conservadores pensaban que la cita con las urnas sería en otoño.
Williams, que es candidato por Glyndwr en Gales, ha pedido públicamente disculpas por su «enorme error de juicio», pero parece que no es el único implicado en este escándalo. Se ha descubierto que al menos otra candidata del Partido Conservador, Laura Sanders, hizo la misma apuesta para el 4 de julio. Sanders es la esposa de Tony Lee, director de campañas del Partido Conservador.
Añadiendo más leña al fuego, se ha descubierto que un guardaespaldas de Sunak también hizo apuestas sobre la fecha de las elecciones, lo que ha llevado a su detención. La Comisión del Juego ha tomado cartas en el asunto y está investigando a todos los que ganaron más de 235 euros en las apuestas sobre el 4 de julio.
Este escándalo, que ha sido bautizado como «Betgate», se ha convertido en un gran problema para la campaña de Sunak, que ya se está viendo afectada por varios fiascos. El líder laborista, Keir Starmer, ha aprovechado la ocasión para pedir a Sunak que suspenda a los candidatos conservadores implicados en el escándalo.
Poco se sabe del historial de apuestas de Craig Williams, pero la Comisión del Juego está investigando sus pasos y no se descarta que pueda verse obligado a renunciar a su candidatura. Mientras tanto, todos los focos apuntan a Laura Saunders, identificada por la BBC como otra presunta implicada en el «Betgate».
El jefe de campaña laborista, Pat McFadden, ha escrito una carta a Sunak recordándole la suspensión ejemplar de su guardaespaldas tras su implicación en el escándalo. McFadden argumenta que si un policía es suspendido de sus funciones por hacer una apuesta con información confidencial, ¿por qué se permite que dos candidatos acusados de la misma ofensa puedan participar en las elecciones del 4 de julio?
El «Betgate» ha recordado a muchos el «Partygate», otro escándalo que forzó la dimisión de Boris Johnson, pues parece ser que hay unas reglas para los miembros del Partido Conservador y otras reglas para todos los demás.
Estos escándalos están teniendo un impacto en las encuestas, con el último sondeo de YouGov otorgando el 39% del voto a los laboristas, el 22% a los conservadores y el 15% a Reform UK. Los laboristas podrían lograr una mayoría de hasta 200 diputados, el líder populista Nigel Farage entraría en Westminster con al menos cinco escaños y varios ministros de Sunak, incluido el secretario del Tesoro Jeremy Hunt y la aspirante a sucesora Penny Mordaunt, podrían quedar fuera de juego.
Este escándalo ha eclipsado temporalmente las encuestas. Se estima que el 44% de los británicos acaban apostando algo en su vida, muchos de ellos lo hacen regularmente todos los meses y uno de cada cuatro entra dentro del grupo de «riesgo» por adicción.
Todo esto sugiere que el escándalo del «Betgate» tiene el potencial de tener un impacto duradero en la política británica, ya que pone en cuestión la integridad de los políticos y su relación con las apuestas. Tal vez sea necesaria una regulación más estricta en este ámbito para evitar futuros escándalos y asegurar la confianza del público en el sistema político.