El reciente caso de la violación de una niña de 12 años por un grupo de adolescentes ha incendiado la campaña para las elecciones legislativas en Francia, un país que ya está en llamas con tensiones raciales y religiosas. Dos adolescentes de 13 años han sido formalmente acusados de violación, amenazas de muerte, injurias y violencia de carácter antisemita, según anunció la Fiscalía de Nanterre. Otro menor de 12 años ha sido declarado testigo asistido en la violación y acusado de los demás delitos.
Marine Le Pen, líder de la extrema derecha, ha aprovechado este incidente para atacar a la «extrema izquierda», a la que acusa de estigmatizar a los judíos mediante la instrumentalización del conflicto entre israelíes y palestinos. Según Le Pen, tal estigmatización es una verdadera amenaza para la paz civil y debe alertar a todos los franceses.
La líder de la extrema derecha hizo estos comentarios en el contexto de las próximas elecciones legislativas en las que su partido, la Agrupación Nacional (RN), está a la cabeza en las encuestas. Le Pen está utilizando este incidente para presentar a su partido como la alternativa a la extrema izquierda, representada por La Francia Insumisa (LFI), que ha sido criticada por su postura sobre la guerra en Gaza y por su negativa a calificar a Hamas como un grupo terrorista.
Por su parte, el líder de LFI, Jean-Luc Mélenchon, expresó su horror por la violación y señaló que este incidente revela mucho sobre la condición de los comportamientos masculinos criminales desde una corta edad y del racismo. Sin embargo, sus comentarios fueron criticados por el ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti, quien recordó unas declaraciones controvertidas de Mélenchon, en las que afirmaba que el antisemitismo era un fenómeno «residual» y que estaba «totalmente ausente de las concentraciones populares».
Dupond-Moretti también criticó a los partidos que se han unido a LFI en el nuevo Frente Popular: el Partido Socialista (PS), el Partido Comunista Francés (PCF) y los Ecologistas, a los que acusó de alimentar el odio que conduce a lo peor. Se mostró indignado con las palabras de Mélenchon, y de manera directa le preguntó: «¿Cómo se atreve? Qué cara tiene. Deje tranquila a esta chica y a su familia. El antisemitismo no es residual. Vergüenza a los que pactan con usted para salvar sus garbanzos».
Posteriormente, el ministro de Justicia participó en una manifestación organizada en la capital por un colectivo de derechos humanos contra el antisemitismo creciente en el país. La manifestación, que reunió a cientos de personas frente al Ayuntamiento, fue liderada por Sarah Aizenman, presidenta del colectivo Nous vivrons (Viviremos), fundado al día siguiente de los atentados de Hamas contra Israel del 7 de octubre pasado.
Dupond-Moretti subrayó que «el antisemitismo no es algo residual» en Francia y agregó que «atacar a un judío es atacar a todo el país». Con esta declaración, el ministro de Justicia lanzó un mensaje claro: el antisemitismo debe ser erradicado, y aquellos que lo alimentan deben ser responsabilizados. Manifestaciones similares tuvieron lugar en otras ciudades de Francia con lemas similares, demostrando que la lucha contra el antisemitismo es un tema de actualidad en todo el país.