Giorgia Meloni, la primera ministra ultraderechista italiana, se sintió aislada y frustrada durante la reunión de líderes europeos el lunes pasado. Se sintió desplazada de las negociaciones sobre los altos cargos de la Unión Europea (UE) y criticó la percepción de que Italia estaba siendo ignorada. Meloni se presenta en Bruselas como una líder constructiva y moderada, y se siente excluida por los populares, socialistas y liberales.
La reunión del Consejo Europeo se cerró sin un acuerdo sobre los principales nombramientos, lo que añadió otra capa de frustración para Meloni. Además, arrastró a otros líderes ultraconservadores, como el húngaro Viktor Orbán y el checo Peter Fiala, así como al conservador sueco Ulf Kristersson. Todos ellos criticaron la percepción de que se están ignorando a los países más pequeños en las decisiones de la UE.
Los ultraconservadores están exigiendo un mayor poder en una UE cada vez más heterogénea y escorada hacia posiciones muy conservadoras. Meloni llegó a Bruselas tras obtener un buen resultado en las elecciones europeas en Italia y se presenta como una líder fuerte en tiempos convulsos.
Uno de los principales obstáculos para cerrar un apoyo político a la lista que debería encabezar las instituciones de la UE fue la oposición de Meloni. Hay consenso en los favoritos para ocupar los altos cargos: la alemana Ursula von der Leyen (Popular) para la Comisión Europea; el portugués António Costa (socialdemócrata) para el Consejo Europeo; la primera ministra estonia, Kaja Kallas (liberal), como alta representante para Política Exterior y Seguridad. Además, se espera que la popular Roberta Metsola continúe como presidenta del Parlamento Europeo.
Sin embargo, el Partido Popular Europeo (PPE) está buscando acumular más poder y exige encabezar la mitad de la legislatura del Consejo Europeo, sin dar al portugués Costa la opción de ser reelegido tras los dos años y medio preceptivos. Esta acción ha enfadado a los socialistas y ha llevado a más tensiones en el proceso de selección de los líderes de la UE.
El descontento con las negociaciones y la percepción de que se están ignorando a ciertos países y líderes está poniendo en peligro el proceso. «Se pueden tomar decisiones sin Meloni y se pueden aprobar los nombramientos por mayoría cualificada, sin ella, pero el precio de hacerlo es alto y no demasiado realista», reflexionó una alta fuente comunitaria.
Ocho Estados miembros de la UE tienen gobiernos formados o sostenidos por opciones ultras: Hungría, República Checa, Croacia, Finlandia, Suecia, Italia, Eslovaquia y, en breve, Países Bajos. Meloni espera unir a los líderes ultraconservadores bajo su liderazgo en el Consejo Europeo.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, criticó a Meloni, afirmando que no es su trabajo convencerla. Tusk cree que el PPE, los liberales, los socialistas y otros grupos pequeños ya tienen suficiente mayoría.
El proceso de selección de los líderes de la UE ha sido criticado por ser opaco y por el hecho de que se toman decisiones detrás de puertas cerradas. Esta percepción ha llevado a un retraso en la decisión final, que se ha aplazado hasta la cumbre del 27 y 28 de junio.
Meloni, frustrada con el proceso, ahora presiona por una gran vicepresidencia en la próxima Comisión para visibilizar su poder. Otros líderes también están buscando pequeños premios y concesiones para demostrar su influencia tanto en Bruselas como en sus países de origen.
Las reglas de la UE establecen que las nominaciones para los puestos más altos en las instituciones europeas deben respetar los intereses políticos y geográficos. Esta dinámica ha llevado a una mayor competencia y a más tensiones entre los líderes de la UE.
Finalmente, esta situación también ha llevado a una mayor movilización de los populares y los socialistas, que tratan de ganar apoyos en el Parlamento, donde será la verdadera prueba de fuego para Von der Leyen y donde tratan de fichar nuevos miembros.