El médico: ¿una forma de vida o una profesión?
La medicina, a lo largo del tiempo, ha sido considerada una vocación más que una profesión. Nuestros maestros nos inculcaron esta perspectiva y nosotros a su vez, hemos intentado transmitirla a nuestros residentes. Esto no es exclusivo de la medicina; en realidad, es una estrategia capitalista que define ciertas profesiones como vocacionales, dando a entender que uno debe dar todo por su trabajo.
Sin embargo, las cosas están cambiando. Muchos médicos recién graduados no ven su profesión de la misma forma que las generaciones anteriores. A pesar de que su trabajo es importante para ellos, no lo ubican en el pedestal en el que nosotros lo teníamos. Valoran la familia, el tiempo libre, las relaciones sociales y el descanso tanto como su profesión, y probablemente, tienen razón en hacerlo.
Cambio de percepción en la medicina
¿Cómo se produjo este cambio? En el caso de la sanidad pública, un factor clave ha sido la dura realidad a la que se enfrentan estos jóvenes profesionales. Han constatado que están siendo maltratados por las instituciones sanitarias de una forma mucho más agresiva y persistente que en el pasado. Contratos precarios, exceso de trabajo, guardias inasumibles, salarios bajos, son solo algunos de los problemas a los que se enfrentan. La pandemia solo ha servido para subrayar estas dificultades, ya que a pesar de su esfuerzo y sacrificio, no se ha hecho nada por mejorar sus condiciones laborales, más allá de promesas incumplidas de los políticos.
Esta nueva actitud de los médicos puede suscitar preguntas en la sociedad. ¿Significa esto que los pacientes recibirán una peor atención que antes? La respuesta es no. Los profesionales actuales están mejor preparados que las generaciones anteriores y la principal razón por la que eligen la Medicina sigue siendo ayudar a los enfermos. Por lo tanto, no dejarán de atender a quienes requieran sus servicios.
El médico como activista por la salud
Para garantizar una atención adecuada, los nuevos médicos saben que deben mantener sus conocimientos al día, hacer docencia e investigación, tratar con empatía a los pacientes, saber comunicarse y trabajar en equipo. En resumen, saben que la Medicina seguirá siendo una profesión compleja que requerirá un gran esfuerzo. Pero también deben entender que su papel va más allá de la atención individual al paciente. El médico debe ser un activista por la salud. Deben defender la salud poblacional y el derecho a la atención de todos en la enfermedad. Para ello, deben ser conscientes de que solo la sanidad pública puede garantizar el acceso universal a una atención sanitaria equitativa. Su mantenimiento y promoción, con garantías de eficiencia y calidad, es algo a defender.
La lucha por el derecho a la salud desde la sanidad pública
Las reivindicaciones actuales para mejorar las condiciones laborales de los médicos, como la reducción del tiempo de las guardias, son un paso en la dirección correcta. Si tienen éxito, será beneficioso tanto para ellos como para el sistema de salud. Sin embargo, esto no es suficiente. En un momento en que el desmantelamiento de lo público se ha convertido en una prioridad para los agentes políticos y económicos del capitalismo, es necesario ir más allá. Los médicos deben comprometerse a defender el derecho a la salud y el cuidado de todos los ciudadanos. Si lo hacen, los ciudadanos estarán con ellos, y una vez más, veremos aplausos en las calles y balcones, pero esta vez, serán aplausos que exigen condiciones dignas para su trabajo.