En una sociedad cada vez más ocupada, la necesidad de cuidado infantil es una realidad para muchas familias. Sin embargo, en Chile, muchas familias están enfrentando una situación preocupante. La falta de oferta pública de jardines infantiles y salas cuna significa que los padres se ven obligados a recurrir a guarderías informales, muchas de las cuales operan en la irregularidad. Esta problemática ha quedado expuesta tras la muerte de una niña de tres años que cayó de un departamento que funcionaba como una de estas guarderías irregulares.
La tragedia ocurrió a principios de junio cuando la pequeña, que se encontraba en una guardería irregular en la comuna de Quinta Normal, cayó desde un octavo piso mientras estaba sola. La mujer a cargo la había dejado sola durante 20 minutos, tiempo suficiente para que ocurriera el fatal accidente.
Los padres de la niña optaron por este lugar debido a la falta de cupo en un centro educativo establecido. Esta situación es un reflejo de un problema mayor: la falta de cupos en el sistema público y los altos costos de los servicios privados obligan a muchas familias a recurrir a guarderías irregulares.
Carolina, madre de un niño de tres años y medio, compartió su experiencia con EL DÍNAMO: “Es complejo conseguir cupos, llevo tres años postulando y nada”. Sin otra opción, Carolina tuvo que recurrir a una guardería irregular.
El Defensor de la Niñez, Anuar Quesille, expresó su preocupación sobre el fenómeno de las guarderías infantiles clandestinas. Según él, están directamente relacionadas con la falta de cupos en los jardines infantiles estatales y el difícil acceso a estos.
Además de la falta de cupos, otro problema es la limitada extensión horaria que ofrece el sistema público. Katherine Valle, presidenta nacional de la Asociación de Administrativos, Auxiliares, Técnicos y Profesionales de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Aprojunji), afirmó que el sistema educativo parvulario ofrece pocos programas con extensión horaria para satisfacer las necesidades de las familias.
En términos económicos, el costo de las salas cuna y jardines infantiles se ha disparado. Según un estudio de Pluxee, los valores mensuales de estos establecimientos aumentaron un 4,5% en 2024 en comparación con el año anterior. El costo promedio mensual es de $460.877 para las salas cuna y de $385.732 para los jardines infantiles. En contraste, los servicios de guarderías clandestinas son mucho más baratos. Por ejemplo, Roxana, que cuidaba niños en su departamento, cobraba $150 mil al mes por tiempo completo.
A pesar del atractivo económico, los niños corren un gran riesgo al asistir a guarderías sin certificación. La certificación de salas cuna y jardines infantiles es un proceso integral que asegura condiciones para la calidad educativa de los niños.
Para enfrentar esta situación, se necesita un plan de gobierno que centre su atención en los niños. Sandra López, presidenta de Aprojunji RM, criticó la gestión de los últimos gobiernos en la primera infancia. Llamó a realizar estudios serios de oferta y demanda de educación parvularia y a preguntar a las familias qué necesitan.
Katherine Valle también hizo un llamado a modernizar el sistema actual y a inyectar recursos en la primera infancia. Además, la Defensoría de la Niñez sugirió establecer una regulación para determinar un organismo estatal que supervise las guarderías.
La Subsecretaría de Educación Parvularia enfatizó el proyecto Agenda Sala Cuna para Chile, que busca modernizar la etapa preescolar. Este proyecto propone aumentar el plazo para alcanzar el Reconocimiento Oficial y establecer un registro de educación parvularia para mejorar la información del nivel y tomar mejores decisiones de políticas públicas.
En resumen, la problemática de las guarderías irregulares es compleja y multifacética. Es esencial que se tomen medidas para garantizar el bienestar y la seguridad de los niños, así como para apoyar a las familias que necesitan servicios de cuidado infantil accesibles y de alta calidad.