La noticia principal que afecta al mundo de la ciberseguridad y la política internacional es la desaparición de una de las pruebas clave contra David Morales, un exmilitar español cuya empresa espió las conversaciones de Julian Assange y sus abogados durante su estancia en la Embajada de Ecuador en Londres. Según documentos de la investigación judicial a los que ha tenido acceso EL PAÍS, la Policía española no entregó al juez que investiga el caso el archivo íntegro del teléfono Samsung S7 que Morales utilizaba para comunicarse con los supuestos agentes de la CIA, a los que facilitó la estrategia de defensa del fundador de Wikileaks.
La desaparición del archivo esencial es motivo de gran preocupación para el fiscal Carlos Bautista, quien ha pedido su búsqueda inmediata, ya que contiene más datos que el puesto a disposición de las partes. La Fiscalía ha expresado también su descontento con la exasperante lentitud de la fuerza policial actuante en el análisis de la totalidad de los elementos intervenidos.
El juez que investiga el caso, Santiago Pedraz, ha citado a los agentes de la Unidad de Ciberdelincuencia para que comparezcan en el juzgado y hagan una copia en su presencia de ambos ficheros del Samsung S7. El objetivo es recuperar la información omitida y conocer al responsable de su desaparición.
El teléfono Samsung S7 fue intervenido durante el registro de la vivienda y oficinas de Morales en Jerez de la Frontera, en septiembre de 2019. El objetivo primordial de los investigadores era la intervención de este teléfono, que los testigos protegidos le habían configurado para comunicarse presuntamente con la CIA. Sin embargo, los archivos completos de este dispositivo no fueron entregados al juez Pedraz.
UC Global SL, la compañía de Morales que se ocupaba de la seguridad en la embajada londinense, ha estado bajo investigación desde que se difundieron los audios y vídeos que sus trabajadores grabaron al activista australiano en el interior de la legación diplomática. Ese material se presentó como prueba en una querella de Assange e inició una investigación en la Audiencia Nacional por delitos de violación de las comunicaciones abogado-cliente, apropiación indebida y blanqueo de capitales.
El Samsung S7 fue el único teléfono al que se extrajo la información in situ durante las entradas y registros de la operación policial. A pesar de los requerimientos del magistrado, la Policía ha tardado meses en responder. Además, el archivo subido por la unidad policial a la nube no representa la copia completa del dispositivo. A este archivo le falta la carpeta Userdata, donde se almacenan los datos de las aplicaciones que han desaparecido.
El teléfono Samsung S7 disponía de un teclado alternativo externo denominado Swiftkey que registra las palabras que se escriben en ese dispositivo. Gracias a esa particularidad, los peritos han podido rescatar parcialmente algunas conversaciones en inglés sobre la embajada, Assange, la CIA o el agente Paisa, un colaborador de Morales en EE UU presuntamente vinculado a la CIA.
Esta es la segunda vez que los querellantes descubren que la Policía ha omitido información relevante contenida en los dispositivos electrónicos intervenidos al dueño de UC Global, SL. Un nuevo volcado del ordenador portátil de Morales reveló más de 213.1 gigas, 551.616 ficheros y 973 archivos de correos que se ocultaron al instructor judicial. Entre esos nuevos archivos, Morales guardó una carpeta denominada “Operations&Projets” (Operaciones y Proyectos) con directorios organizados por zonas geográficas. En el área correspondiente a América del Norte, dentro del directorio USA, aparece una carpeta denominada CIA y una carpeta llamada Vídeos donde se almacenaron imágenes de las grabaciones que las cámaras y los micrófonos ocultos de UC Global, SL registraron de las reuniones del fundador de Wikileaks.