La derecha radical francesa suaviza su agenda de gobierno para disipar temores del electorado | Internacional

EL PAÍS

El Reagrupamiento Nacional (RN) francés, un partido de extrema derecha, está trabajando para hacer que su programa sea más atractivo para la mayoría, en medio de temores sobre su potencial llegada al poder. El candidato a primer ministro, Jordan Bardella, ha comenzado a desvelar un plan de gobierno diseñado para aliviar las preocupaciones de los ciudadanos, y en particular del sector financiero, sobre el impacto de su posible llegada al poder.

En un intento de calmar los temores sobre su postura en temas de inmigración y la integración de los musulmanes, Bardella ha anunciado que retrasará hasta 2027, el año de las elecciones presidenciales, medidas simbólicas como la prohibición de portar el velo islámico en público. Sin embargo, sigue siendo firme en su intención de aplicar una política de mano dura en materia de seguridad y lucha contra la delincuencia tan pronto como asuma el poder. Esta postura se considera una marca registrada de su partido, que apela a sus votantes habituales y atrae a nuevos electores.

Bardella ha declarado: “Voy a heredar una situación financiera de casi bancarrota”. En respuesta a esta realidad, su compromiso es “poner orden en las calles del país, pero también en las cuentas del Estado”. Otra característica distintiva de RN, su euroescepticismo, se manifiesta en la propuesta de reducir la contribución francesa a la Unión Europea para financiar los recortes fiscales prometidos a nivel nacional.

A pesar de su juventud, Bardella, de 28 años, insiste en que está “preparado” para gobernar Francia, aunque nunca haya ocupado un cargo en ningún gobierno. Sin embargo, para poder aplicar todo su programa, requiere una “mayoría absoluta” en las urnas. Si esto sucediera, el europeísta y liberal Emmanuel Macron tendría que gobernar Francia junto a un primer ministro euroescéptico y de extrema derecha.

Las aspiraciones de Bardella de lograr una mayoría absoluta están lejos de ser seguras, a pesar de su ventaja en las encuestas. Una mayoría relativa es otra posibilidad, lo que dificultaría su capacidad para gobernar. Bardella argumenta que si esta situación se produce, será incapaz de implementar cambios: “Si mañana los franceses ponen al país en una situación de mayoría relativa, es decir, en una situación de bloqueo, con un primer ministro que no tiene la mayoría absoluta, no podremos cambiar las cosas”.

Las declaraciones de Bardella han provocado una respuesta inmediata de los seguidores de Macron, quienes le acusan de buscar excusas para no implementar un programa de gobierno que según ellos, es económicamente y socialmente inviable.

Bardella está consciente de que si quiere ocupar la sede del primer ministro francés, necesita votos más allá de su base tradicional, lo que requiere disipar dudas cuando el RN aún no ha revelado un programa de gobierno completo. Aunque la anticipación electoral decidida por Macron ha pillado a todos desprevenidos, incluso a los propios macronistas, el Nuevo Frente Popular que representa a la izquierda ya ha presentado un catálogo de 150 medidas.

Pese a la falta de información sobre el programa de la extrema derecha, Bardella ha proporcionado algunas pistas sobre sus planes. En un intento de tranquilizar al sector económico, ha sugerido un enfoque en dos etapas: unas primeras medidas “de emergencia” a implementar tan pronto como asuma el cargo, seguidas de un “tiempo de reformas”.

La derogación de la polémica reforma de las pensiones de Macron, que aumenta la edad de jubilación en Francia de 62 a 64 años, se llevará a cabo durante este segundo período. Bardella también ha retrasado su promesa de eliminar el IVA en los productos de primera necesidad y ha condicionado promesas para mejorar el “nivel salarial” en sectores como la educación o la sanidad a una “auditoría financiera” sobre el estado de las cuentas del país.

Bardella ha propuesto financiar estas medidas, que estima costarán unos 12.000 millones de euros, combatiendo el fraude social y recortando ayudas a los inmigrantes. También tiene la intención de reducir en 2.000 millones de euros la contribución de Francia al presupuesto de la UE, a pesar de que tal medida no puede ser implementada de manera unilateral por un solo país miembro.

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