En la última clasificación de gastos militares publicada por la Alianza Atlántica, España ocupa el último lugar de los 32 aliados de la OTAN, destinando solo el 1,28% de su Producto Interior Bruto (PIB) a la defensa. Tal cifra está lejos del 2% del PIB acordado por los aliados en 2014, un compromiso que ya han alcanzado 23 países de la OTAN. El aumento del gasto en defensa y en equipamiento militar ha sido sin precedentes desde que Rusia lanzó una invasión a gran escala sobre Ucrania en febrero de 2022.
Contrariamente, en 2022, los aliados europeos y Canadá lograron que el gasto medio en defensa superara ligeramente este 2%. En comparación, solo una decena de países de la Alianza cumplían este porcentaje en 2021 y solo tres miembros de la OTAN lo hicieron en 2014, año en que se firmó el compromiso en una reunión en Gales. Esta reunión tuvo lugar en el contexto de la invasión y anexión ilegal de la península ucrania de Crimea por parte del Kremlin y la guerra en Donbás (este de Ucrania).
Según Jens Stoltenberg, el secretario general de la Alianza, durante su reunión con el presidente estadounidense Joe Biden, «los aliados de la OTAN en Europa y Canadá están aumentando este año el gasto en defensa en un 18%». Stoltenberg subrayó que este es el mayor aumento en décadas y que es más del doble que hace cuatro años. Aseguró que esto muestra que los aliados europeos y Canadá están asumiendo su parte de la responsabilidad común de protección.
Polonia, Estonia y Estados Unidos son los aliados que más gastan, con porcentajes del PIB de 4,12%, 3,43% y 3,38% respectivamente. España tiene previsto alcanzar el 2% del PIB en gasto militar en 2029, y busca que se tenga más en cuenta en la Alianza la inversión en infraestructura militar y la contribución a las misiones de la OTAN.
En la cumbre de Vilnius (Lituania) de hace un año, los jefes de Estado y de Gobierno de los países de la organización militar acordaron que el 2% del PIB fuera solo el mínimo, no el techo. Este tema será discutido de nuevo en julio, en una reunión simbólica en Washington, que conmemorará los 75 años de la Alianza Atlántica. Todavía resuenan las palabras del expresidente republicano Donald Trump, quien dudó del compromiso de seguridad de la Alianza, asegurando que EE.UU. no defenderá a aquellos aliados que no cumplan el compromiso del 2% del PIB.
Stoltenberg, en su reunión con Biden, trató de tranquilizar al presidente estadounidense e insistir en uno de los mayores retos: el apoyo a Ucrania. Subrayó que «es importante que EE.UU. sepa que gran parte de este dinero en realidad se gasta aquí en EE.UU.». Añadió que los aliados están comprando cada vez más equipos a EE.UU., por lo que la OTAN es beneficiosa tanto para la seguridad como para los empleos estadounidenses.