Cuando el silbato final sonó en el Estadio de Wembley, marcando el final de la final de la Champions League, el entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti, no pudo contener su alivio y alegría. A sus 64 años, Ancelotti había guiado a su equipo a la victoria en la competición más prestigiosa del fútbol europeo. Sin embargo, la celebración no terminó con el pitido final. Lo que siguió fue una mezcla de fiesta, fotos, risas, cánticos y hasta alguna pelea.
Tras el pitido final, las lágrimas de Thibaut Courtois marcaron el inicio de la celebración. El estadio se llenó de alegría y risas mientras los jugadores del Real Madrid celebraban su decimoquinta Champions League. Jugadores como Bellingham saltaron del banquillo sin control, uniéndose a la fiesta que se había creado en el césped.
La celebración continuó con Toni Kroos, quien, de manera calmada y amigable, abrazaba a todos los presentes y buscaba con la mirada a su compatriota Mats Hummels, amigo de la selección. Para él, fue su saludo más sincero y su primera pausa. Un caballero hasta el final.
Vinicius Junior, una de las estrellas del equipo, celebró con los aficionados del Real Madrid. Mientras tanto, Tchouaméni y Camavinga bailaban y cantaban la canción «Cómo no te voy a querer», una canción que ha sido un himno para los aficionados del Real Madrid durante años.
Pero la celebración no estaba exenta de problemas. Los miembros de seguridad del estadio tuvieron