Netanyahu disuelve el gabinete de guerra debido a las demandas de la ultraderecha para su integración | Internacional

EL PAÍS

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha hecho oficial la disolución del gabinete de guerra que había creado en octubre para tomar decisiones clave sobre una guerra que describió como «larga y difícil». Esta decisión se produce a raíz del abandono del gabinete por parte de Benny Gantz y Gadi Eizenkot, los únicos dos ministros procedentes de la oposición que lo integraban.

Gantz y Eizenkot se separaron del Ejecutivo debido a diferencias con Netanyahu sobre la gestión del conflicto en curso, que está cobrando decenas de vidas palestinas cada día y generando una sensación de falta de dirección en Israel. Los entierros de 11 soldados israelíes, el mayor número de muertes en combate anunciadas en un solo día en medio año, marcaron un día particularmente sombrío.

Gantz era el único que tenía derecho a voto en el gabinete, mientras que Eizenkot tenía un papel de observador. La salida de ambos dejó al gabinete desprovisto de sentido, ya que fue creado por insistencia del primero a cambio de abandonar la oposición para unirse al Ejecutivo.

El gabinete de guerra estaba compuesto por cuatro miembros de la coalición de gobierno: Netanyahu y su titular de Defensa, Yoav Gallant (que tenían derecho a voto), Ron Dermer (uno de los hombres más cercanos a Netanyahu) y Arieh Deri, líder del partido ultraortodoxo sefardí Shas, como observadores. Los jefes del Estado Mayor, los servicios de inteligencia y los generales que dirigen la guerra también participaban en estas reuniones.

Una vez que Gantz abandonó el gabinete, los dos líderes ultraderechistas principales en el Ejecutivo, los ministros de Finanzas, Bezalel Smotrich, y de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, exigieron ocupar los asientos vacíos en el gabinete de guerra. Sin embargo, Netanyahu optó por disolver el gabinete en lugar de concederles los asientos.

Netanyahu y Gallant tomarán ahora las decisiones más importantes sobre la guerra en reuniones ad hoc con ministros como Dermer. Ben Gvir no será invitado, según informa el diario Yediot Aharonot.

La decisión de Netanyahu se produce en un momento de presión por parte de la oposición y la ultraderecha para que tome decisiones y deje de prolongar la guerra por intereses personales. La oposición está instando a Netanyahu a llegar a un acuerdo para liberar a los 129 rehenes que quedan en Gaza, lo que supondría el fin de la guerra. Por otro lado, la ultraderecha está presionando para iniciar una ofensiva en la ciudad de Rafah e iniciar una guerra paralela con Hezbolá en Líbano.

Esta tensión ha generado un tumulto político que refleja la lucha interna por el control y las tensiones entre políticos y militares. La portavocía del ejército anunció una «pausa táctica» de 11 horas en los bombardeos en la ruta desde el paso fronterizo de Kerem Shalom, por el que entran los camiones con ayuda humanitaria, hasta un hospital en el sur de la Franja. Esta medida indignó a Netanyahu y a sus socios ultraderechistas, que la consideraron «inaceptable», aunque luego se calmó la polémica al confirmarse que la pausa no supone un cambio en las políticas y que «el combate en Rafah continúa según los planes».

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