La tensión entre China y Filipinas en el Mar de China Meridional se agudiza. El lunes pasado, la guardia costera china acusó a un barco de suministros filipino de provocar una colisión al acercarse demasiado a una embarcación china. Este conflicto se suma a una serie de enfrentamientos en las disputadas aguas del Mar de China Meridional, un tema que ha sido un punto de fricción constante entre los dos países.
«Ignoraron nuestras solemnes advertencias», afirmó Pekín en un comunicado, acusando al barco filipino de haber «interrumpido ilegalmente» en el arrecife Ren’ai, en las islas Nansha. Estos nombres son los términos oficiales que utilizan las autoridades chinas para referirse a las islas Spratly y a su arrecife más famoso, el Second Thomas Shoal. Sin embargo, en Filipinas, estas áreas se conocen respectivamente como las islas Spratly y el Ayungin Shoal.
El barco filipino estaba en camino al Second Thomas Shoal, donde ha estado encallado durante 25 años el Sierra Madre, un antiguo buque de guerra que ahora sirve como base flotante para una docena de soldados filipinos. Situado a 190 kilómetros de la isla filipina de Palawan, el Sierra Madre se encuentra dentro de la zona económica exclusiva de Filipinas.
En respuesta a las acusaciones de China, el coronel Xerxes Trinidad, portavoz del ejército filipino, afirmó: «No dignificaremos las afirmaciones engañosas de la guardia costera de China». Según él, el problema principal es la presencia ilegal y las acciones de los buques chinos dentro de la zona económica exclusiva de Filipinas, que infringen la soberanía y los derechos soberanos de Filipinas.
Filipinas utiliza el Sierra Madre para defender su soberanía en el Mar de China Meridional. En esta región, China ha trazado una imaginaria «línea de nueve puntos» para reclamar alrededor del 80% del total de las aguas, incluyendo algunos islotes y arrecifes controlados por otros países de la región.
Pekín nunca ha aceptado un fallo del Tribunal Internacional de La Haya de 2016 que dicta que esas aguas son un espacio marítimo compartido y que los estados costeros deben cooperar tanto en su conservación como en su explotación comercial.
En marzo pasado, hubo otro enfrentamiento en el mismo lugar donde ocurrió la colisión del lunes. Dos buques chinos chocaron con otro barco de suministros filipino. En esa ocasión, Manila acusó a la guardia costera china de provocar la colisión, mostrando un video en el que se ve a los tripulantes del barco filipino colocando un amortiguador tras el impacto.
Estas peligrosas confrontaciones, que incluyen colisiones, peleas de punteros láser que ciegan a los marineros y lanzamientos de cañones de agua, han estado ocurriendo con frecuencia durante el último año y medio entre Pekín y Manila. Filipinas a menudo protesta porque las embarcaciones chinas están bloqueando las misiones de reabastecimiento a los soldados que viven en el decrépito Sierra Madre.
El incidente del lunes ocurre tres días después de que Pekín implementara una nueva normativa que permite a su guardia costera detener a ciudadanos extranjeros hasta 60 días si invaden lo que China considera sus aguas territoriales. Esta medida ha provocado protestas de pescadores en diferentes partes de Filipinas. Durante el fin de semana, en una de las manifestaciones en Manila, se destruyeron varios retratos del presidente chino Xi Jinping frente al consulado de China.
Recientemente, el gobierno filipino anunció que aumentaría las patrullas en las aguas en disputa en respuesta a la nueva regulación de Pekín. Ferdinand Marcos Jr, presidente de Filipinas, expresó que esta normativa podría escalar la situación y advirtió que si un ciudadano filipino muere «por un acto deliberado», esto estaría muy cerca de «un acto de guerra».
Las tensiones entre ambos países aumentaron cuando Marcos Jr llegó al poder a mediados de 2022. El líder filipino adoptó una postura más dura contra Pekín y se alió más estrechamente con Washington, con quien comparte un Tratado de Defensa Mutua de 1951. Este tratado obliga a EE. UU. a defender Filipinas si las fuerzas del país asiático son objeto de un ataque en cualquier parte del Mar del Sur de China, una de las rutas comerciales más importantes y transitadas del mundo.