Joe Biden, el actual presidente de Estados Unidos y el líder más viejo en la historia del país, se ha convertido en el centro de una controversia en la cumbre del G7 en Italia. En una escena curiosa, los líderes del G7 asistieron a una exhibición aérea de paracaidistas. Biden, con sus característicos lentes de aviador, observó el espectáculo con la boca abierta. Cuando los paracaidistas aterrizaron, el presidente estadounidense se acercó a ellos lentamente y levantó el pulgar en señal de aprobación. La anfitriona de la cumbre, la primera ministra Giorgia Meloni, lo tocó en el brazo para llamarlo de regreso al grupo y escuchar las explicaciones de un miembro del ejército italiano.
Aunque este podría parecer un momento cotidiano para aquellos que siguen a Biden habitualmente, en el G7, donde cada gesto es analizado al detalle, se convierte en tema de conversación. Sin embargo, la razón principal de la controversia es que el video que capturó el momento fue manipulado. Pocas horas después del evento, el Partido Republicano compartió un video editado en su cuenta de una red social, en el que el plano estaba recortado. De esta manera, parecía que Biden se alejaba del grupo debido a su desorientación y que levantaba el pulgar sin razón aparente.
Enseguida, miles de personas vieron el video y el diario conservador The New York Post comenzó a replicarlo con este mensaje: «El presidente Biden parece deambular en la cumbre del G7 en Italia con funcionarios que necesitan traerlo de vuelta para que se centre». La controversia creció y The New York Post publicó en la edición impresa de su portada del viernes capturas de ese video manipulado con el gran titular en letras mayúsculas «MEANDER IN CHIEF» (Deambulador en jefe) y acusó al mandatario de avergonzar a EEUU con sus «deambulaciones confusas».
La campaña del republicano Donald Trump (2017-2021), quien se enfrentará a Biden en las elecciones de noviembre, aprovechó el momento para retratar al líder demócrata como un anciano senil al borde del colapso, incapaz de decir una oración coherente, y mucho menos de liderar el país. «Desde Italia hasta el Reino Unido y Nueva York, millones de personas en todo el mundo se han despertado con titulares del evidente declive cognitivo de Joe Biden que se ha podido ver en la cumbre del G7», dijo Karoline Leavitt, portavoz de la campaña de Trump, en un comunicado.
La Casa Blanca respondió a las críticas con una serie de mensajes en las redes sociales, criticando a los medios conservadores por reproducir un video con un «encuadre artificialmente estrecho», en palabras de Andrew Bates, uno de los portavoces gubernamentales. Ben LaBolt, el director de comunicaciones de la Casa Blanca, advirtió en otro mensaje: «Desconfíen de las falsificaciones baratas… y de todos los actores de mala fe que las difunden».
Poco después, la plataforma de redes sociales publicó una advertencia para informar que el video había sido editado para eliminar a los paracaidistas a los que el presidente saludaba, aclarando que Biden «no se había desorientado». La edad del mandatario se ha convertido en uno de los temas más delicados de su campaña a la reelección. Un sondeo de la Universidad Marquette muestra que el 79% de los estadounidenses cree que la frase «demasiado viejo» describe «muy bien o bastante bien» a Biden, frente al 54% que piensa lo mismo de Trump, quien cumplió 77 años recientemente.
Es innegable que la imagen que proyecta Biden difiere de la de Trump. Camina con rigidez debido a la artritis, se mueve con lentitud, a veces se tropieza al subir las escaleras y, en la mayoría de sus discursos, comete errores, no termina las frases o confunde los nombres de los líderes mundiales. Por ejemplo, en febrero de este año, confundió a Emmanuel Macron, el actual presidente francés, con François Mitterrand, quien lideró Francia entre 1981 y 1995 y falleció en 1996.
La tartamudez que Biden padeció de niño ha reaparecido con los años. Sin embargo, esa condición no explica errores como el que ocurrió en septiembre de 2022, cuando durante un evento en la Casa Blanca preguntó si la congresista republicana Jackie Walorski, fallecida más de un mes antes, estaba entre el público. Estos descuidos estarán expuestos a un escrutinio aún mayor a medida que avanza la campaña, en la que la desinformación y la manipulación de videos -también con inteligencia artificial- podrían ser factores determinantes.
La siguiente prueba de fuego para Biden será el debate que protagonizará con Trump el 27 de este mes, el primero de la temporada electoral en el que los votantes podrán comparar a los dos aspirantes a dirigir el país.