Aumenta el apoyo de los jóvenes a la extrema derecha en los cinco países más grandes de la UE | Internacional

EL PAÍS

El auge de la ultraderecha en las recientes elecciones europeas se debe en gran medida al apoyo de los jóvenes. Este fenómeno se ha observado en los cinco países más poblados de la Unión Europea – Alemania, Francia, Italia, España y Polonia – donde los menores de 30 años han optado en mayor proporción por partidos de extrema derecha que en las elecciones europeas anteriores celebradas en 2019. A pesar de que el apoyo a las formaciones de izquierda de este grupo de edad persiste en países como España e Italia, el respaldo a la ultraderecha está creciendo de manera evidente.

Los expertos sugieren que varias razones podrían estar detrás de esta tendencia, incluyendo el descontento con los gobiernos actuales y la gran presencia de discursos extremistas en las redes sociales. Además, estos mensajes parecen tener más repercusión entre los hombres que entre las mujeres.

Un ejemplo claro de la expansión de la ultraderecha es Francia, donde el Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen obtuvo un tercio de los votos en las recientes elecciones europeas. Este resultado llevó a un adelanto de las elecciones legislativas en el país. Aunque la popularidad de RN es transversal por edad, el avance entre los jóvenes es significativo: en 2019, solo el 12% de los franceses de entre 18 a 25 años votaron por Le Pen, mientras que ahora esta cifra ha ascendido al 29%.

Las redes sociales, y en particular TikTok, han sido utilizadas como una herramienta efectiva para captar el voto juvenil en Francia. Jordan Bardella, el líder de RN para las elecciones europeas, ha ganado notoriedad en esta plataforma, acumulando más de 1,6 millones de seguidores. Los partidos de extrema derecha han aprovechado las redes sociales durante la pandemia para llegar a los jóvenes, según Héctor Sánchez, investigador del think tank CIDOB y experto en nuevos movimientos políticos.

En Alemania, el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) ha utilizado una estrategia similar. Maximilian Krah, anterior líder de la formación, subía vídeos en campaña dando «consejos» a los jóvenes, especialmente a los hombres. Los mensajes promovían la idea de que los hombres «de verdad» son patriotas y se sitúan en la extrema derecha. En los cinco países analizados, los hombres tienden a votar por estos partidos más que las mujeres.

A pesar de los escándalos que iba acumulando, AfD resultó como segunda fuerza el 9-J, solo por detrás de los democristianos (CDU) y levemente por encima de los socialdemócratas, formación del canciller, Olaf Scholz. Por primera vez, los alemanes podían votar a partir de los 16 años, una reivindicación que defendía el partido de Los Verdes. Sin embargo, su apuesta falló estrepitosamente, ya que se quedó con tan solo el 11% del apoyo joven.

Julian Hoerner, catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Birmingham, considera que los jóvenes votantes dan la democracia por sentada. Este grupo de edad está «decepcionado» por el poco avance de medidas contra el cambio climático, lo que podría explicar la caída de los ecologistas. Según varios sondeos, la inmigración, la inflación y la crisis de vivienda han desplazado a los efectos del cambio climático como las principales preocupaciones de los alemanes.

En Polonia, los jóvenes han dejado de respaldar a los ultraconservadores de Ley y Justicia (PiS) y ahora se inclinan por una opción aún más escorada a la derecha: Confederación, partido fundado en 2018. Las propuestas económicas ultraliberales de esta formación euroescéptica y populista atraen cada vez más a los jóvenes. Un 30% los apoyó el 9-J, en detrimento del PiS (16,2%) y es de lejos el ganador en este grupo de edad.

En España e Italia, sin embargo, la popularidad de la extrema derecha entre los jóvenes tiene sus límites. En España, Vox crece con fuerza, recibiendo un 15,7% del voto joven. A este auge ultra en España se ha sumado un nuevo actor: Alvise Pérez, fundador de Se Acabó La Fiesta (SALF), que se metió a la Eurocámara con tres eurodiputados, con más adeptos entre el grupo de menores de 25 años. A pesar de esto, el bloque de izquierdas mostró su resistencia, con el PSOE contando con el 20% del voto en este grupo de edad, y si se combina con Sumar y Podemos, la cifra supera el 30%.

En Italia, Hermanos de Italia, partido de la primera ministra, Giorgia Meloni, pasa del 4,9% al 17,3% de los sufragios entre los votantes jóvenes. Durante su campaña para las europeas, Meloni se mostró más moderada para apelar a los indecisos. Sin embargo, los jóvenes progresistas italianos exhibieron su fuerza y llevaron al Partido Democrático a ganar en esa franja de votantes. Esta formación recibió el 22,1% de los apoyos jóvenes, a los que también hay que sumar el 12,5% de los ecologistas.

Para Héctor Sánchez, los resultados se deben coger con pinzas: “Claro que hay jóvenes que votan con convicción a la extrema derecha, pero hay muchos otros que se abstienen, bien sea por desinterés o porque participan en política de manera distinta”. Sin embargo, admite que los partidos ultras se han apropiado de un discurso que siempre reivindicó la izquierda, como la reducción del alto coste de vida. “Las fuerzas tradicionales, incapaces de solucionar crisis como esta, pagan el pato”, señala.

Con respecto al atractivo para una parte de esta generación de modelos autoritarios, Sánchez sugiere que se deben implementar políticas públicas “para mejorar la imagen de la democracia”. “No hay una vacuna única contra el fascismo porque siempre habrá pulsaciones autoritarias, lo que pueden hacer las democracias es permitir a los ciudadanos vivir una vida digna”, propone el experto.

Deja una respuesta