Una flotilla de la marina rusa, compuesta por la fragata Gorshkov, el submarino de propulsión nuclear Kazan, el buque petrolero Pashin y el remolcador de salvamento Nikolai Chiker, ha hecho su presencia notable en La Habana, Cuba, esta semana. La visita, que está siendo supervisada de cerca por la Marina de Guerra Revolucionaria de Cuba, es una señal clara de los fuertes lazos que existen entre Cuba y Rusia, según informó el periódico cubano Granma.
Las actividades de los oficiales y marinos de Rusia durante su estancia en La Habana no han sido completamente reveladas, sin embargo, se espera que la flotilla permanezca en la isla durante cuatro días. Ha habido una serie de especulaciones con respecto a la visita, que van desde una posible demostración de fuerza de Rusia hacia Estados Unidos, hasta la realización de ejercicios rutinarios de navegación como parte de los convenios ruso-cubanos.
Lo que es innegable, es el hecho de que la presencia de la flota rusa en aguas cubanas tiene importantes implicaciones estratégicas, militares y políticas. La llegada de la flota rusa a La Habana, en medio de las actuales tensiones entre la Federación Rusa y Estados Unidos, no ha pasado desapercibida. Sin embargo, las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba han aclarado que, a pesar de la presencia del submarino nuclear Kazan, ninguno de los navíos porta armas nucleares.
Desde Washington, se ha informado que se están monitoreando todos los movimientos de las naves rusas. No obstante, un funcionario estadounidense ha asegurado que su país no considera la llegada de la flotilla rusa a La Habana como una amenaza. «Los despliegues de Rusia son parte de una actividad naval de rutina, y no nos preocupan, no representan una amenaza directa para Estados Unidos», declaró.
Sin embargo, es importante destacar que el USS Helena, un submarino de ataque rápido de propulsión nuclear de la armada estadounidense, llegó a la base en la Bahía de Guantánamo solo horas después de la flota rusa. Esta coincidencia ha alimentado las especulaciones sobre la verdadera naturaleza de la visita de la flota rusa a La Habana.
A su llegada a la isla, la flota rusa fue recibida con 21 salvas disparadas desde una de las naves visitantes, como saludo a la nación, las cuales fueron correspondidas por una batería de artillería de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, desde la Fortaleza San Carlos de La Cabaña. El periódico cubano Granma informó que el recibimiento estuvo presidido por el capitán de flotilla José Luis Souto Galindo, segundo jefe de la Marina de Guerra Revolucionaria, y por Viktor Koronelli, embajador de Rusia.
La visita de la flotilla rusa a La Habana, sin duda, deja un mensaje claro sobre la estrecha colaboración y la fuerte amistad que existen entre Cuba y Rusia. A pesar de las tensiones geopolíticas y las especulaciones que puedan surgir, lo cierto es que esta visita representa un hito importante en las relaciones entre ambos países.