El viernes 14 de junio de 2024, el presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó en un discurso televisado que está dispuesto a negociar la paz con Ucrania. Sin embargo, puso dos condiciones: que Kiev retire sus tropas de las cuatro regiones que Moscú reivindica y que renuncie a integrarse a la OTAN.
Estas «condiciones» fueron rechazadas de inmediato por Ucrania, que las calificó como un ultimátum y una ofensa al sentido común y al derecho internacional. El país ha estado en conflicto con Rusia durante más de dos años, un conflicto que ha sido marcado por la violencia y la ausencia de conversaciones de paz directas desde las primeras semanas de la ofensiva rusa lanzada en febrero de 2022.
Ucrania exige la retirada total de las tropas rusas de su territorio internacionalmente reconocido, incluida la península de Crimea, anexada por Rusia en 2014. Sin embargo, dada la ventaja estratégica de Rusia en el campo de batalla y la actual escasez de efectivos y municiones de Ucrania, Putin fue contundente. Exigió que las tropas ucranianas se retiren completamente de las regiones de la República Popular de Donetsk, la República Popular de Lugansk, Jersón y Zaporiyia.
En 2022, Rusia proclamó la anexión de estas cuatro regiones del este y del sur de Ucrania, a pesar de no tener el control total sobre ninguna de ellas. Putin aseguró que ordenará un alto al fuego y comenzará las negociaciones de paz tan pronto como Kiev comience la retirada efectiva de las tropas y notifique que está abandonando sus planes de ingresar a la OTAN.
En este contexto, el presidente ucraniano, Volodmir Zelenski, comparó las exigencias de Putin con las tácticas de Adolf Hitler. «Hitler hizo lo mismo, cuando dijo ‘Denme una parte de Checoslovaquia y nos quedamos aquí’, pero son mentiras», declaró Zelenski en una entrevista con el canal de noticias italiano SkyTG24.
Mijailo Podoliak, consejero de la presidencia ucraniana, calificó las reivindicaciones de Putin como «ofensivas para el sentido común» y una «ofensa al derecho internacional». Por su parte, el secretario estadounidense de Defensa, Lloyd Austin, afirmó que Putin «no está en posición de dictarle a Ucrania lo que debe hacer para lograr la paz».
La propuesta de Putin también fue criticada por el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien afirmó que no se hizo «de buena fe».
En vísperas de la cumbre de paz, Putin desacreditó la reunión que se llevará a cabo en Suiza a iniciativa de Ucrania. El país espera que las cerca de 90 delegaciones internacionales alcancen un consenso para aumentar la presión sobre Moscú y aumentar su aislamiento.
Putin también criticó el préstamo de 50,000 millones de dólares anunciado por el G7, que utilizará como garantía los intereses que generen los activos rusos congelados por las potencias occidentales. «Los países occidentales congelaron parte de los activos y reservas de divisas de Rusia. Y ahora están pensando en una base jurídica para apropiárselos definitivamente», declaró Putin.
Finalmente, Putin reveló los objetivos de los primeros días de su ofensiva, que hasta ahora había mantenido en secreto. Indicó que uno de los objetivos era conquistar Maripol, ciudad portuaria que sufrió un terrible asedio en 2022, y que otro era obligar a Ucrania a concederle un puente terrestre a través del sur de Ucrania para unir Rusia a la península de Crimea. Putin declaró que «no descartaba» conceder a Kiev la soberanía sobre el sur del país, «siempre que Rusia disponga de un sólido enlace terrestre con Crimea».