Se ha anunciado desde La Habana la pérdida de una figura icónica de la diplomacia cubana, Giraldo Mazola Collazo. A sus 86 años, el renombrado diplomático que sirvió como embajador de Cuba en Chile durante varios años a partir de 2006 ha fallecido, dejando un vacío en el mundo de la diplomacia latinoamericana.
Mazola fue una figura emblemática en la lucha contra la tiranía batistiana desde muy joven. A la temprana edad de 16 años, mientras estudiaba Medicina, se involucró con los grupos de acción del 26 de julio en La Habana. Su compromiso con la causa fue tal, que sufrió prisión y torturas debido a su participación en diversas acciones revolucionarias. Mazola no solo fue un miembro activo de esta lucha, sino que también se desempeñó como Secretario de Relaciones Internacionales de la Dirección Nacional del 26 de julio.
Cuando la Revolución triunfó, Mazola, con tan solo 23 años, asumió el cargo de Presidente fundador del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) en 1960. Esta posición le permitió trabajar de cerca con figuras tan prominentes como Fidel Castro y el Che Guevara en la creación y puesta en marcha de una estructura diseñada para prevenir el aislamiento de la Cuba revolucionaria.
Su carrera política continuó cuando, de 1969 a 1974, se convirtió en el secretario ejecutivo del Comité provincial del PCC en Camagüey. En 1974, Mazola se unió al MINREX, donde ocupó varios cargos importantes, incluyendo Director de África Norte y Medio Oriente de 1978 a 1989, Viceministro de 1980 a 1993 y Jefe de la Oficina de atención a la población hasta 2023.
No sólo se destacó en la política interna, sino que también llevó su experiencia y conocimientos a la diplomacia internacional. Mazola sirvió como embajador en varios países, incluyendo Argelia, Mauritania, Nigeria, Guinea Ecuatorial, Chile y Namibia, y cumplió numerosas misiones oficiales en otros países.
Hasta el momento de su fallecimiento, Mazola trabajaba en el Centro de Gestión Documental, donde continuaba su labor de rescate de la memoria histórica del MINREX. Su legado continúa siendo una fuente de inspiración y referencia para las distintas generaciones de diplomáticos cubanos.