El escenario actual en la región del Biobío es crítico, con más de un centenar de deslizamientos de lodo y flujos de barro registrados en las últimas horas. Las intensas lluvias han desatado incluso avalanchas en varias zonas, sobre todo en Curanilahue y Arauco, y en la provincia de Concepción. También se han registrado deslizamientos en la Ruta de la Madera, en el camino a Santa Juana, en Penco, Chiguayante, y Talcahuano, entre otras zonas.
Este fenómeno, que afecta significativamente a la región, está siendo atentamente seguido por el Ministerio de Obras Públicas y un grupo de geólogos de la Universidad Andrés Bello (UNAB). Desde inicios de este año, estos profesionales están monitoreando el riesgo de deslizamientos de laderas en el Biobío, con el objetivo de recopilar información técnica para el Plan Regulador Metropolitano.
Cristián Vera, geólogo y académico de la UNAB, explica que los movimientos registrados hasta el momento han sido flujos de barro en suelos de tipo maicillo, compuestos principalmente por arena y arcilla. Estos movimientos se ven exacerbados por la hidratación del material, que adquiere características más fluidas que sólidas. Vera advierte que estos deslizamientos son altamente peligrosos debido a su alta velocidad y su composición de agua, barro, cantos y troncos.
Además de los flujos de barro, se han reportado avalanchas de rocas y barro en la Ruta de la Madera entre los kilómetros 2,2 hasta el kilómetro 95. Vera señala que los problemas derivados de estas precipitaciones no solo afectan el presente, sino que también se prevén para las próximas semanas. Al secarse, la estructura del suelo, inicialmente saturada de agua, se ve alterada al ser reemplazada por aire, lo que podría causar derrumbes y deslizamientos adicionales.
Uno de los casos más preocupantes se encuentra en una de las carreteras de Curanilahue, donde un movimiento en masa con características de socavón ha tenido un impacto significativo y ha afectado la conectividad en la zona.
La compleja situación que enfrenta la región del Biobío requiere de un monitoreo constante y medidas preventivas para evitar futuros desastres, comenta Vera. Esto se debe a la duración del actual fenómeno meteorológico y el anuncio de un nuevo frente para la próxima semana.
El estudio que llevan a cabo el Ministerio de Obras Públicas y la UNAB abarca 12 comunas del Gran Concepción que albergan a aproximadamente 1 millón 80 mil habitantes. Vera menciona que se llevarán a cabo una serie de actividades como la realización de cartografía detallada (utilizando ArcGIS Pro) de estos riesgos mediante evaluación multicriterio, determinando la susceptibilidad, exposición y riesgo asociados.
El objetivo es identificar el comportamiento del suelo y la roca en áreas de mayor riesgo mediante ensayos geotécnicos como granulometría, límites de Atterberg, clasificación y resistencia a la compresión simple en roca. De este modo, se busca comprender y abordar riesgos de movimientos de ladera, analizando diversos aspectos y generando así una cartografía de riesgos que integra zonas propensas a movimientos de ladera y áreas pobladas expuestas.
Con toda esta información, la propuesta es desarrollar una aplicación web para dotar de información a los sistemas de emergencia para la toma de decisiones. Este sería un paso significativo hacia la gestión de los desastres naturales en la región del Biobío. Al final, el objetivo es proteger la vida y el bienestar de las personas que residen en estas áreas vulnerables a los deslizamientos de lodo y las avalanchas.