Chile está experimentando el sistema frontal más intenso de los últimos 20 años, con siete regiones del país lidiando con un aumento dramático en los caudales y desbordes de ríos, lo que ha llevado a daños significativos y aislamiento para muchos residentes. Según el Gobierno, hay al menos 1.500 viviendas dañadas y 479 personas aisladas debido a estos desbordes.
Entre los ríos más afectados se encuentra el Curanilahue, que ha alcanzado niveles tan altos que los habitantes de las localidades de Sargento Aldea y Eleuterio Ramírez se ven obligados a vivir en los segundos pisos de sus viviendas, ya que el agua ha inundado los niveles inferiores. Los deslizamientos de tierra también han causado estragos en las comunas de Curanilahue, San Rosendo, Lota, Quilaco, Tomé y Arauco.
Para entender las razones detrás de este fenómeno, EL DÍNAMO conversó con expertos en diferentes disciplinas, incluyendo la geología, la ingeniería hidráulica y la física.
Víctor Cuevas, profesor de Ingeniería Civil en UNAB, explica que los ríos se desbordan cuando el caudal supera la capacidad del cauce conductor de aguas. Esto puede ser causado por lluvias intensas o una combinación de estas con una isoterma cero alta, lo que aumenta la superficie de la cuenca que recibe las aguas lluvias. Si el suelo está saturado, la probabilidad de desbordamientos aumenta, y los embalses también pueden causar desbordes si el volumen destinado a contener las crecidas es insuficiente.
Felipe Kong, geógrafo y académico de la Facultad de Educación de la UDP, ofrece un análisis similar. Según él, el desborde de los ríos puede ocurrir por varias razones y muchas de ellas están interrelacionadas. La topografía y la geografía de Chile, un país montañoso y angosto, significa que el flujo de los ríos busca espacios por donde escurrir una vez que se acumula suficiente agua.
También se debe tener en cuenta el impacto de las actividades humanas, como la deforestación o la eliminación de la cubierta vegetal en las cuencas, que reduce la capacidad del suelo para absorber agua. Esto, combinado con la expansión urbana, ha llevado a la sustitución de la infraestructura natural por cemento y hormigón.
En cuanto a la deforestación, Cuevas señala que puede incrementar los efectos de los aluviones y desbordamientos de los ríos, ya que disminuye la capacidad de retención de agua en el suelo, aumentando la escorrentía superficial. Además, la deforestación puede contribuir a aumentar la erosión del suelo, lo que puede causar desbordes si llega a un cauce.
Por último, Edgardo Sepúlveda, académico del departamento de Física de la Universidad de Santiago, menciona que la isoterma cero también juega un papel en el aumento de los caudales y el posterior desborde de los ríos. Si la isoterma cero está baja, significa que hay nieve en la montaña, por lo que la entrada de agua a los ríos es desde los valles centrales hacia la costa. Sin embargo, si la isoterma cero está alta, todas las precipitaciones caen en forma líquida, lo que aumenta la intensidad del caudal y provoca inundaciones.
Estos desbordes de ríos y las inundaciones resultantes son un recordatorio de la importancia de la gestión adecuada de los recursos hídricos y del territorio, así como de la necesidad de adaptarse a las cambiantes condiciones climáticas. También subrayan la importancia de la investigación científica para entender y predecir estos eventos, y de políticas efectivas para mitigar sus impactos.