El líder del Partido Laborista del Reino Unido, Keir Starmer, ha prometido «estabilidad y crecimiento» en la presentación de su manifiesto electoral, realizado con una cautela característica de su campaña. Sin embargo, una joven activista rompió el guión y lo acusó de reciclar «las viejas políticas de los tories«. Starmer respondió: «Fuimos el partido de la protesta, ahora queremos ser el partido del poder«.
La pancarta que la activista mostraba decía: «La juventud merece algo mejor«. Aunque fue silenciada y expulsada del evento en Manchester, Starmer agradeció a su generación por el apoyo recibido hace cinco años. Sin embargo, fue contundente al afirmar que el laborismo necesitaba «cambiar para poder ganar«.
Starmer aprovechó su turno de preguntas para destacar la expulsión de Jeremy Corbyn del partido como una prueba del cambio que busca implementar en el país. A pesar de esto, no ha dudado en citar el antiguo eslogan de su predecesor.
Abordando la economía, Starmer criticó la idea de que el crecimiento económico es un regalo de unos pocos a muchos y reiteró que la redistribución no puede ser solo un plan para las ciudades y las áreas más pobres del país. Afirmó: «Hoy pasamos definitivamente de página«. Argumentó que su partido demostrará que el crecimiento y la justicia social pueden coexistir.
Starmer admitió que no posee una «varita mágica» para cambiar inmediatamente la situación económica del país. En un golpe a Nigel Farage, líder de Reform UK, manifestó: «Para los que quieran la política de las pantomimas, he escuchado que Clacton es un buen lugar».
Además, se comprometió a no hacer promesas incumplibles, criticando a Rishi Sunak por ofrecer cosas que no se podrán cumplir por falta de fondos públicos. Destacó que el líder conservador parece no haber aprendido la lección de Liz Truss cuando puso en riesgo la economía.
«El Reino Unido necesita estabilidad y no más caos«, fue el mensaje principal de Starmer, quien pidió un cambio total de dirección y enfatizó que la tarea principal era la reconstrucción del país.
Starmer expresó su deseo de tener un «mandato claro» en las urnas y criticó el «cinismo» de la campaña ‘tory’. También se refirió a las cinco «misiones» de su partido contenidas en el manifiesto: crecimiento económico, energía limpia, reducción de la delincuencia, reforma de la educación y sanidad pública para el futuro.
Reiteró que no habría incrementos en los impuestos personales, de la seguridad social, del IVA o del impuesto de sociedades en un posible gobierno laborista. Propuso varias medidas fiscales para recaudar ingresos adicionales equivalentes a 8.500 millones de euros para financiar la reconstrucción de los servicios públicos.
Starmer también enfatizó que el laborismo es pro-empresas y pro-trabajadores y que la creación de riqueza es su principal prioridad. Reconoció que la inmigración es demasiado alta y culpó al gobierno conservador de haber perdido el control. Propuso la creación de un Mando de Control de Fronteras para enfrentar las travesías ilegales del Canal de la Mancha y luchar contra las bandas de tráfico humano.
Finalmente, la cuestión del Brexit quedó fuera de la discusión. Starmer, que fue partidario de la permanencia y abogó por un segundo referéndum, evitó mencionar este tema durante su campaña.