Las recientes elecciones primarias, llevadas a cabo para seleccionar a los candidatos de las próximas elecciones municipales, han dejado una serie de interrogantes sin resolver y han planteado una serie de contradicciones que han dejado a muchos confundidos. La mayor incertidumbre se centra en la participación, ya que no todos los actores políticos decidieron tomar parte en estas elecciones y es altamente probable que quienes no lo hicieron tengan un impacto significativo en los resultados finales.
El profesor Hernán González de Valparaíso, analiza la situación política actual tras las elecciones primarias del pasado domingo 9 de junio. A primera vista, parece que estas elecciones no tuvieron ganadores claros. Con una participación de alrededor de 300.000 votantes, apenas el seis por ciento del total del padrón electoral autorizado para votar, estas elecciones se llevaron a cabo con una notable falta de entusiasmo y apatía.
Pero eso no significa que no vayan a tener repercusiones. A pesar de ser una elección que ha generado pocos datos para el análisis, los gurús electorales han hecho de estas elecciones un espacio para sus predicciones y vaticinios, ocupando un lugar destacado en los programas matutinos y los medios de comunicación escritos. Para estos analistas, la realidad social sigue siendo un misterio y su ocupación gira en torno a hacer predicciones y adivinaciones.
Un aspecto destacable de estas elecciones es la crisis de la derecha tradicional, que quedó en evidencia el día de las elecciones. No sólo porque obtuvo unos 50.000 votos menos que el pacto de centroizquierda, sino también por la escasa movilización que logró generar. Además, las controversias previas y las que se produjeron durante el día de las elecciones son de gran importancia y probablemente seguirán marcando la agenda política en las próximas semanas y meses.
La ausencia de un centro político también es un dato relevante de estas elecciones. No hubo partidos que se autodefinan de centro que participaron en estas elecciones. En una elección de carácter local, no existe un gran margen de diferenciación, pero teniendo en cuenta que acabamos de pasar por dos procesos constitucionales, y que la derecha está en una campaña implacable de ataque al gobierno y de bloqueo de todo intento de reforma, estas elecciones se llevaron a cabo en un ambiente más politizado que en otras ocasiones.
En este contexto, la prisión preventiva decretada contra el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, fue un factor más que buscaba debilitar a la izquierda. No sólo con el objetivo de desacreditarla ante la opinión pública o restarle votos, sino también como una forma de castigar a aquellos que desde el gobierno local intentan desafiar la hegemonía aparentemente incontestable de las empresas privadas, los monopolios y sus representantes políticos.
El fantasma de la ultraderecha acecha y con el patético estado de la derecha tradicional y los modestos resultados de las fuerzas de izquierda, sus posibilidades se amplían. La ausencia y el comportamiento oportunista y cada vez más conservador de lo que alguna vez se definió como centro político, producto de sus indecisiones y esfuerzos de diferenciación, han favorecido a la ultraderecha en todas las oportunidades.
Las clases dominantes, el conservadurismo moral y cultural, los burócratas y los cuadros técnicos del sistema están en una campaña abierta para defender lo que se pueda del sistema, entre otras cosas las AFP y las ISAPRE. También a las grandes cadenas proveedoras de servicios, los empresarios que se han visto beneficiados con la subcontratación, los bajos salarios y las facilidades para despedir, cambiar de funciones y jornada a trabajadores y trabajadoras.
El tiempo que resta para las elecciones municipales y de gobernadores, estará lleno de contradicciones, tensiones y enfrentamientos. No se trata sólo de un enfrentamiento electoral. Lo que está en juego es la hegemonía cultural. Los valores que sustentan las posiciones políticas, las concepciones del Estado y la sociedad: una que ve al ser humano como un mero cliente u objeto de control y otra que lo ve como un sujeto de derechos. El pueblo y la izquierda deben prepararse para esta batalla.