Tecnología: Inteligencia Artificial, Justicia y un Toque de Ajedrez

EL PAÍS

El ajedrez, un juego milenario que ha sido utilizado a lo largo de los tiempos como metáfora de la vida y las relaciones humanas, ha adquirido una nueva dimensión en la era de la inteligencia artificial. Este juego, que es un repositorio simbólico del intelecto humano, fue superado hace muchos años por las herramientas de computación, pero hoy más que nunca, el ajedrez está en excelente estado de salud.

La historia del ajedrez y la inteligencia artificial comenzó con la legendaria victoria de Deep Blue sobre Garry Kasparov en 1997, un hito que marcó el comienzo de una nueva era en la que las máquinas podrían superar a los humanos en tareas intelectuales complejas. A pesar de los temores iniciales de que esto podría llevar a un desinterés en el juego humano, hoy en día el ajedrez está más vivo que nunca.

Las computadoras se han convertido en una parte esencial de la práctica y el entrenamiento del ajedrez, y los jugadores de todos los niveles recurren a ellas para mejorar sus habilidades. Sin embargo, algunas voces críticas lamentan que el ajedrez se haya vuelto menos espontáneo y que los jugadores ya no piensen por sí mismos, sino que sigan los consejos de un programa informático.

A pesar de esto, nunca ha habido tantos jugadores de ajedrez, nunca ha habido más torneos, y nunca las estrellas del ajedrez han sido más populares que ahora. Los seres humanos, después de un tiempo de adaptación, hemos situado a la inteligencia artificial en un lado y seguimos manteniendo el interés en nuestros iguales, que son quienes nos emocionan con sus errores y su humanidad.

Pero los humanos no se contentan con quedarse al margen. Desde finales del siglo pasado, hemos buscado formas de sustraernos de la «excesiva» influencia de las máquinas y de «rehumanizar» la práctica del ajedrez. Un ejemplo de esto se produjo el pasado mes de mayo, cuando los mejores jugadores del mundo se reunieron en Casablanca, Marruecos, para practicar una nueva modalidad de torneo.

En este torneo, los contendientes comenzaban cada partida con el desarrollo de una partida histórica, hasta que en un determinado punto eran invitados a continuar por sí mismos. La posición inicial, estimada por herramientas de inteligencia artificial como equilibrada, fue interpretada de manera diferente por los jugadores humanos. Esto revela una diferencia fundamental en cómo las máquinas y los humanos perciben la igualdad.

Esta diferencia no se limita al ámbito del ajedrez. En muchos otros ámbitos, como la justicia, la sanidad o el trabajo, vemos cómo los algoritmos que se utilizan para tomar decisiones a menudo no reflejan lo que consideramos justo o injusto desde una perspectiva humana. La nueva Ley Europea de Inteligencia Artificial establece que los algoritmos se utilizarán sólo de forma instrumental, pero esto no resuelve el problema de cómo garantizar que las decisiones tomadas por las máquinas sean humanamente justas.

Estamos hablando de algo más que eliminar los prejuicios humanos de la ecuación. Se trata de garantizar que el resultado final no sea necesariamente una verdad objetiva y matemáticamente incontestable, sino una verdad humana. Es un desafío difícil, pero no imposible. Es imprescindible, si no queremos que la inteligencia artificial se convierta en un elemento odioso y perturbador.

Ibán García del Blanco, antiguo eurodiputado y miembro del equipo negociador de la Ley Europea de Inteligencia Artificial, es una de las voces que abogan por una mayor humanización de la inteligencia artificial en el ajedrez y otros ámbitos. Su visión, aunque desafiante, es esencial para garantizar que la revolución de la inteligencia artificial beneficie a la humanidad en lugar de amenazarla.

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