Rusia desencadena la crisis energética más severa en Ucrania en más de dos años de conflicto | Internacional

EL PAÍS

El Primer Ministro ucraniano, Denis Shmihal, se expresó de manera contundente el 4 de junio sobre la nueva realidad que espera a su país en los próximos años – vivir sin electricidad durante un promedio de 10 horas al día. Esta es la realidad diaria que se vive desde la semana pasada en hogares de Kiev y Dnipró, y en algunas áreas de Odesa, donde los cortes de luz han alcanzado hasta 20 horas al día. Ukrenergo, el operador del sistema eléctrico del país, estima que esta semana habrá un mínimo de seis horas diarias sin suministro de electricidad en todo el país.

La crisis energética en Ucrania es el resultado directo de los ataques de las fuerzas aéreas rusas, que han destruido más de la mitad de la capacidad de generación eléctrica del país. Políticos, empresas del sector y expertos coinciden en que la situación empeorará, y que podría ser especialmente dramática durante el próximo invierno.

Ucrania ya experimentó una situación similar entre el otoño de 2022 y enero de 2023, durante la primera ofensiva de Rusia contra el sector energético del país. Sin embargo, los daños causados por los ataques de 2024 son mucho mayores. Según un informe de Dixi, una consultora líder en la industria energética ucraniana, la capacidad de generación eléctrica del país ha caído al 52%, siendo las centrales térmicas las más afectadas por los bombardeos rusos.

Además, Rusia ocupa ahora la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, que antes de la invasión proporcionaba la mitad de la generación eléctrica de origen atómico de Ucrania. Según el gobierno ucraniano, la producción de energía del país ha disminuido de 55 gigavatios a 20 gigavatios después de la invasión. Solo en esta primavera, los misiles rusos han destruido centrales que producían nueve gigavatios de electricidad.

El tiempo benigno de primavera y verano, junto con las largas horas de luz diurna, permite a los ciudadanos esquivar por el momento el problema que se avecina: la falta de energía eléctrica durante los meses de frío para sistemas de calefacción, de agua caliente y para iluminar los hogares. Pero la experta del Centro Nuclear de Ucrania, Olga Kosharna, advierte de que la situación empeorará y en otoño habrá cortes de luz más severos, teniendo que prepararse incluso para días en los que solo se disponga de cuatro horas de electricidad.

Las empresas del sector confirman que la reparación de las centrales inutilizadas por los bombardeos rusos llevará años. De acuerdo con Serhii Nagorniak, representante del Comité Nacional de Energía y Vivienda, cuando las temperaturas caigan por debajo de los 10 grados, la población deberá estar preparada para enfrentar al menos 10 horas diarias sin suministro eléctrico.

Mientras tanto, las empresas y las comunidades de vecinos que pueden permitírselo están invirtiendo en gasóleo para los generadores, que han vuelto a ser un elemento común en las calles de Ucrania. Pero la crisis también está afectando el bolsillo del ciudadano. A partir de junio, la tarifa de la luz ha subido un 64%, lo que ha provocado un gran descontento en un momento en que las autoridades también deben lidiar con el malestar causado por el proceso de reclutamiento obligatorio en marcha, que debe incorporar al ejército a cientos de miles de civiles.

Según Dixi, el consumo medio mensual por hogar en Ucrania era de 155Kwh en 2023, en comparación con los 270Kwh en España, según Red Eléctrica Española. Con el aumento tarifario, la factura mensual pasaría de 9,3 euros a 15,5 euros. Para poner esto en contexto, el Servicio de Estadísticas de Ucrania indica que el salario medio mensual en el país a finales del año pasado era de 438 euros. El Banco Mundial estima que solo en 2022, el año de inicio de la invasión, el índice de pobreza en Ucrania pasó del 5,5% al 24% de la población.

El gobierno y las empresas del sector justifican la subida de tarifas señalando que no hay alternativa. Las compañías enfrentan costos muy altos para reconstruir la red eléctrica, y Ucrania depende cada vez más de las importaciones de electricidad de la Unión Europea.

La crisis energética añade presión adicional al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Recientemente, cesó a Oleksander Kubrakov como ministro de Infraestructuras sin dar una explicación oficial, a pesar de ser uno de los miembros del gobierno más respetados por la ciudadanía. Los medios ucranianos han sugerido que Kubrakov fue utilizado como chivo expiatorio por el presidente.

La falta de munición antiaérea, especialmente de los misiles Patriot estadounidenses, ha llevado a Ucrania a sufrir un creciente déficit en esta área. Esto se ha reflejado en una menor capacidad de interceptación de proyectiles rusos por parte de las Fuerzas Aéreas y una mayor facilidad del invasor para alcanzar objetivos estratégicos como centrales y subestaciones eléctricas. Esta situación, crítica, ha llevado a países como Alemania, el Reino Unido y Estados Unidos a redoblar la entrega de más sistemas antiaéreos.

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