La extrema derecha se organiza a nivel internacional

La ultraderecha se coordina internacionalmente

La amenaza persistente del neofascismo: un análisis global

En un mundo donde la democracia se valoraba como el pilar de la gobernanza, surge una nueva ola de política que amenaza su existencia. El neofascismo se ha convertido en un peligro global, alimentado por la crisis económica y ecosocial que ha surgido del modelo neoliberal. Este artículo examina la creciente amenaza del neofascismo y la necesidad de una unidad global y coordinación antifascista para contrarrestar su influencia.

El neofascismo no es un fenómeno nuevo, pero ha experimentado un resurgimiento en Europa después de la crisis capitalista de 2008. Este resurgimiento se amplió con la llegada al poder de figuras políticas como Donald Trump en los Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil. Aunque ambos han dejado sus cargos presidenciales, la amenaza de un resurgimiento del neofascismo persiste.

La creciente popularidad de modelos autoritarios, populistas y ultranacionalistas está enraizada en la creencia de algunos sectores del capitalismo internacional de que la democracia liberal es un obstáculo para su ambición de poder. Estos grupos no están dispuestos a aceptar los límites de la democracia liberal, la redistribución de la riqueza o el derecho a la igualdad. Su visión es incompatible con la democracia y los derechos humanos.

Durante su mandato, Donald Trump empleó a Steve Bannon, un ex banquero de inversiones y ejecutivo de medios, como su estratega jefe. Bannon es conocido por su pensamiento ultrarreaccionario y su sitio web Breitbart News, que ha sido acusado de promover una ideología de odio, racismo, xenofobia y misoginia.

En la Unión Europea, el crecimiento de la ultraderecha también es preocupante. Las organizaciones fascistas han aumentado en tamaño y poder, y se espera que su influencia política crezca en las próximas elecciones. La extrema derecha podría estar en posición de influir en el Partido Popular Europeo (PPE), similar a cómo los liberales lo hicieron en el pasado.

El funcionamiento interno de la ultraderecha también es preocupante. Steve Bannon ha organizado cursos de formación política en Bruselas para promover partidos y gobiernos neofascistas en toda Europa. Esta formación política ahora está siendo impulsada en España por la Fundación Disenso, dirigida por Martín Frías, un ex miembro de FAES.

El papel de Bannon en la promoción de la ultraderecha se extiende más allá de Europa. En América Latina, Bannon ha asesorado a varios partidos de ultraderecha. En 2021, Santiago Abascal de VOX presentó en México el Foro y la Carta de Madrid con el objetivo de «hacer frente al comunismo en la Iberosfera».

El neofascismo también ha encontrado un aliado en José María Aznar, quien fundó el Instituto Atlántico de Gobierno (IADG), un centro de formación para líderes de la derecha española y latinoamericana. El IADG tiene por objeto formar «líderes» que se convertirán en los futuros dirigentes ultraliberales.

La amenaza del neofascismo no es solo un problema de Europa o América. En España, la alerta antifascista logró movilizar el voto de izquierdas y mantener un gobierno progresista. Sin embargo, la ultraderecha sigue siendo una preocupación, como se demostró en la reciente convención neofascista en Vistalegre.

La amenaza del neofascismo va más allá de la política interna de cualquier nación. El poder y la influencia de la Comisión Trilateral y el Pentágono son evidentes. Estas organizaciones han demostrado que tienen la capacidad y la voluntad de promover dictaduras, golpes de Estado, lawfare y proyectos autoritarios.

En resumen, la amenaza del neofascismo es real y está creciendo. La única manera de combatir esta tendencia es a través de la máxima unidad y coordinación internacional de la izquierda antifascista y anticapitalista. La experiencia histórica nos muestra que una vez que el neofascismo llega al poder, solo trae guerra y destrucción.

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